Porque si piensas que es un deporte que se corre con las piernas, estás equivocado; se corre con la mente y el corazón. Te explico porque.

Me acuerdo la primera vez que corrí, bueno, no tanto, iba dentro de una carriola mientras mi papá me llevaba corriendo, sentía el aire pegarme en la cara. Supongo que ese fue el comienzo de un largo camino. En mi casa siempre ha sido un tema hablado. ¿Cuántos minutos hizo? ¿Cuál es el mejor maratón?, etc. Por eso decidí probarme los tenis, poco a poco me fui convenciendo de que era algo que me gustaba, que lograba encontrar un espacio seguro y, al mismo tiempo, ponerme un nuevo reto día con día. Al adentrarme realmente al deporte me di cuenta que se combina el amor y el odio, que cada paso es difícil y que lo que te motiva a seguir es la competencia interna y tu corazón.
Todo comenzó hace muchos años, cuando el hombre corría para cazar por necesidad, generando piernas resistentes a la carrera y diseñadas para ello. Pero, ¿cuándo realmente se formalizó la carrera como un deporte? No sorprende que fue en los primeros Juegos Olímpicos en Grecia el el año 776 a.C. Y así, sin entrar a más detalle se fue convirtiendo en un deporte muy popular alrededor del mundo, pero siempre basándose en competencias, hasta que a mediados de los 60 en Nueva Zelanda, un coach originó el término “jogging” (la idea de trotar sin necesidad de estar en una competencia). Promoviendo como una actividad para socializar y mejorar tu salud. Fue pasando el tiempo y el running se convirtió en uno de los deportes más practicados en el mundo, sacando cada vez más maratones, medios maratones, carreras, etc.

¿Por qué la industria de correr se volvió tan popular?
Se podría decir que es un deporte “sencillo”, que simplemente requiere de una calle y unos tenis, pero tiene un porqué más profundo: el hype del running. Este se refiere a: encontrar una forma de expresión, reto personal y, sobre todo, una nueva forma de socializar. Si hay un boom en esta nueva generación, que realmente están comprometidos con deporte, metidos más en Strava (red social donde posteas lo que corres y la gente te da kudos, que hacen referencia a los likes) que en Instagram, dando más kudos que likes. Porque correr no es solo un deporte, es una manera de compartir experiencias con más gente. Y si de ahí vienen los running clubs. A mí me gusta llamarlo el nuevo club de lectura, con la única diferencia de que no son páginas imaginando experiencias sino kilómetros creándolas.
Una revolución estética
Además, la moda no se quedó atrás. El running hype vino acompañado de una revolución estética. Las marcas deportivas entendieron que los corredores no solo quieren comodidad, sino que también quieren estilo. Así nacieron colaboraciones de alto perfil, tenis de edición limitada, leggings con tecnología y diseño, y una industria que mezcla performance y fashion como nunca antes.
Hoy es común ver a corredores luciendo como modelos salidos de una campaña de alta gama: gorras técnicas, lentes deportivos, relojes inteligentes y colores que reflejan personalidad. Muchas personas han encontrado en el outfit de running una forma más de expresión, de sentirse únicos y seguros.
En México, han salido a la luz muchas nuevas marcas que representan la importancia que se le da al deporte en el país, además de que buscan transmitir la cultura mexicana, pero con un toque moderno y diferente.

Uno de los giros más poderosos en la historia del running ha sido la inclusión y explosión de mujeres corredoras. Durante décadas, a las mujeres se les prohibió participar en carreras oficiales, aunque ello no las detuvo. En 1967, Kathrine Switzer se convirtió en la primera mujer en correr oficialmente el Maratón de Boston, abriendo paso a millones de mujeres en el mundo que hoy corren con orgullo, libertad y determinación. Hoy, ellas no solo corren: lideran, inspiran, y demuestran que el running también es femenino, fuerte y hermoso. Ya sea entrenando en la madrugada o cruzando una meta con lágrimas en los ojos, las mujeres han hecho del running una bandera de empoderamiento.
Correr se ha transformado en mucho más que un deporte: es una pasión, un camino hacia la autorrealización para miles de personas. Cada zancada rompe barreras mentales, plantea nuevos desafíos y alimenta una competencia interna que no busca vencer a otros, sino superarse a uno mismo. Cualquiera puede recorrer distancias que parecían imposibles; solo hace falta un motivo para cada paso. Porque sí, este es un deporte que se corre con la mente: el cuerpo solo llega hasta donde la mente le permite. Y también se corre con el corazón: cuando las piernas ya no pueden más, es el corazón el que te impulsa a seguir. ¿Y tú? ¿Te atreves a empezar? Esta historia aún se está escribiendo…
Deja un comentario