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Begoña Ruiz Alverde: “Quiero que cada mujer se vea en su mejor versión”

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En un mundo donde el maquillaje suele asociarse con superficialidad, hay quienes lo transforman en arte, en escucha, en terapia. Begoña es una de esas personas. Detrás de cada brocha, hay una historia y creatividad. Con una mezcla de intuición, técnica y sensibilidad, ha logrado abrirse paso hasta llegar a Fashion Week en Nueva York, maquillar a novias, liderar shootings y soñar con su propia línea de productos.

¿Cómo empezó tu camino en el maquillaje?

Siempre me había encantado. Desde niña maquillaba a mis primas y amigas, pero nunca me atrevía a dedicarme a ello de lleno. Antes trabajé en muchas otras cosas: estuve trabajando en bancos, en moda, y hasta me fui a Londres, me encantaba trabajar en el mundo de la moda.

Sin embargo, yo estudié Economía y Administración en México, algo completamente diferente. Después me lancé a emprender y, cuando llegó la pandemia, me sentí estancada. Me metí a otra universidad para aprender más sobre emprendimiento y monetizar mis proyectos, pero con el COVID todo fue un sube y baja. Llegó un punto en el que me frustré porque soy una persona que no puede estar sin hacer nada.

Yo estaba entre la fotografía y el maquillaje, y mi mamá me decía que maquillara. Pero yo tenía miedo porque soy perfeccionista. No quería fallar maquillando a alguien, porque trabajar con pieles y rostros es delicado.

Finalmente, decidí intentarlo y busqué escuelas. Sabía que online no era opción porque el maquillaje se aprende mejor en persona. Antes de empezar, yo ya tenía claro que quería darle un giro diferente a mi carrera. Me encanta la moda y siempre había soñado con ir a Fashion Week. Conocí a Mariana Barcón, quien también es maquillista y veía que se iba a Fashion Week. Me inspiré en ella y me propuse llegar ahí.

Dicho y hecho, terminé mi curso y, de inmediato, todo se alineó para que pudiera ir a Fashion Week en Nueva York con Mariana. Fue una experiencia increíble, porque aunque se trata de maquillaje editorial y de moda, aprendes a trabajar con diferentes luces, tiempos, pieles y ojos. Estás maquillando a personas de todo el mundo. Todo es un reto y un aprendizaje constante.

Después volví a Fashion Week por segunda vez, cuando ya todo estaba más encarrilado después del COVID. Ahí maquillé a más personas y lo disfruté aún más porque ya tenía más experiencia.

Begoña Ruiz

¿Cuál fue el primer maquillaje profesional que hiciste?

Comencé practicando en shootings, maquillando a amigas y familiares. Claro, al principio cometí errores, pero así se aprende. Luego empecé a colaborar con marcas en sesiones de fotos. Ofrecía mis servicios y, poco a poco, fui ganando confianza. Me costó entrar al mundo de las novias porque mi enfoque era más editorial, pero con el tiempo me encantó.

¿Qué fue lo más difícil al iniciar tu negocio?

Al principio, mi mayor miedo era quedar mal con las clientas. Me daba pánico que alguien no quedara satisfecha. Sabía que tenía que dar un servicio impecable para que hablaran bien de mí y recomendaran mi trabajo.

Con el tiempo entendí que el boca a boca es lo más importante. Más allá de Instagram y las fotos, si dejas a una persona feliz, ella le cuenta a cinco más. Así fue creciendo mi negocio. Me enfoqué en que cada clienta saliera sintiéndose guapísima, que su maquillaje le durara y que se viera ella misma, pero en su mejor versión.

Dices que el maquillaje es un arte ¿Por qué?

Porque no es solo aplicar productos. Cada rostro es distinto y cada persona tiene inseguridades. Es un arte leer las caras, mezclar colores correctamente y realzar la belleza natural sin que el maquillaje se vea forzado.

También hay mucha psicología detrás. A veces, si le dices a una clienta que le vas a poner algo, se sugestionan y piensan que no les va a quedar. En cambio, si lo aplicas sin decir nada y luego se ven en el espejo, les termina gustando. Es una relación de confianza entre la clienta y yo. 

¿Has pensado en lanzar tu propia línea de maquillaje?

Sí, pero si lo hago, tiene que ser algo bien hecho. No me gusta lanzar productos solo por vender, no es algo fácil, requiere de mucha investigación y estudio. Me encantaría crear sombras con buen pigmento, lipsticks y rímel, porque son los productos que más uso y en los que más experimento mezclando colores.

Las bases no me metería a hacerlas porque es complicado, pero sombras y labiales definitivamente.

¿Qué habilidades necesita alguien para ser maquillista profesional?

Paciencia, talento y práctica. Mucha gente quiere ser maquillista porque está de moda y porque es buen negocio, pero si no tienes ojo para la colorimetría o el sentido de armonía en un rostro, no es lo mismo.

También necesitas confianza en ti mismo, porque esa seguridad se la transmites a la clienta. Al principio, todo es ensayo y error, pero con el tiempo desarrollas una técnica, entiendes los productos que utilizas y obtienes una rapidez que te hace más eficiente.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que has recibido?

Que no quiera correr y comerme el mundo, soy una persona muy acelerada, siempre tengo muchas cosas en la cabeza. Esto es un arte y es enfocarte bien en cada persona y no es fácil, todo a su tiempo y hay que hacer las cosas bien. 

¿Qué es lo que más disfrutas de maquillar?

Cuando la clienta sale emocionada y segura de sí misma. Me encanta cuando veo que mi maquillaje quedó espectacular y que ella se siente increíble. Es un sentimiento de satisfacción enorme.

También disfruto cuando me dejan ser creativa. En shootings editoriales puedo jugar con colores, formas y texturas sin limitaciones, y eso me fascina.

¿A dónde te gustaría llevar tu negocio en 10 o 15 años?

Tengo muchas ideas. Me encantaría tener mi propio salón de maquillaje con peinadores y un equipo de confianza. Pero también sé que muchas clientas buscan que yo las maquille personalmente, así que hay que encontrar un balance. El poder sacar mi propia marca de maquillaje sería un sueño.  

Lo que más me gustaría es que una marca me contratara como maquillista oficial. Ser la representante de Chanel, Yves Saint Laurent, Carolina Herrera, hacer shootings y editoriales para ellos, sería un sueño.

También quiero seguir con mis clientas sociales y mis novias, porque disfruto mucho ese lado del maquillaje. Pero siempre cuidando mi agenda, porque me gusta cumplir con lo que prometo y no cancelar. Prefiero ir creciendo poco a poco, pero bien.

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