Existen las hottest brands del momento, según el índice de Lyst, encabezado por las gigantes: MiuMiu, Prada, Loewe y Alaïa. En una búsqueda por lo imposible descubrí la warmest brand (pun intended) del momento: Leret Leret. A pesar de haber visto un par de huevos estrellados en el hombro de ciertos suéteres de solo la gente más cool en la CDMX, jamás había investigado el origen de estos. Hoy, por fin, tuve la dicha de sentarme con Andrea, la primer Leret de Leret Leret, en su showroom (Havre 70, Colonia Juárez) para platicar sobre los suéteres de cashmere más cool de la vida y su trayectoria.
Andrea y Edouard Leret son un par de hermanos originarios de Venezuela, y han revolucionado en el mundo de la cachemira con una propuesta que incorpora lo mejor de este textil milenario proveniente de Mongolia con tecnología japonesa. Es a través de una técnica especializada que logran dar agregar diseños coloridos al tejido del suéter, dando vida a prendas únicas y de la mejor calidad.
Andrea Leret: Tenemos un padre francés y madre venezolana, así que el apellido es francés. Crecimos en Venezuela. Vivimos ahí hasta los 18 años y después ambos nos fuimos a Estados Unidos. Terminamos los dos en Nueva York, en un momento donde yo ya había trabajado para varias marcas de moda. Mi hermano estudió actuación, pero también trabajó en la parte de negocios de moda y con diseñadores importantes. Fue ahí donde comenzó a entender todo sobre fashion business. Ambos estábamos en un punto donde ya queríamos emprender. Nuestro padre lleva más de 30 años en la industria textil y, como buen francés, nos inculcó el amor por la moda desde niños.

En 2019 nos propuso ir a Mongolia, ya que conocía a gente del mundo textil que fabrica allí. Investigamos por qué Mongolia es famosa por su cashmere, y aprendimos que las condiciones climáticas extremas del país producen el mejor cashmere del mundo. Fue un recorrido importante porque aprendimos sobre la cultura del país y el aprecio que tienen por la cachemira y los animales que la producen.
Entonces, ¿fueron a Mongolia a conocer el proceso de producción?
Andrea: Sí, fuimos a la capital y de ahí a las zonas rurales donde viven los nómadas que crían las cabras. Me imaginaba algo completamente diferente, como si ordeñaran a las cabras o algo así, pero el proceso consiste en acostarlas y peinarlas. El cashmere proviene de una capa inferior que crece en invierno, y en primavera lo retiran para que las cabras no sufran calor. Fue fascinante ver cómo cuidan a los animales y entender la dedicación de los nómadas, quienes viven en familias con perros, caballos y miles de cabras.
Luego visitamos la fábrica, que estaba impecable, y descubrimos una novedad en el sector: máquinas japonesas que permiten crear gráficos en cashmere sin necesidad de imprimir. Esto inspiró el estilo de Leret Leret. Yo había estudiado diseño pero nunca había trabajado como diseñadora, y fue una oportunidad increíble para plasmar mis ideas. Así, creé varias versiones de cada gráfico hasta que los samples llegaron, y ver mis dibujos en el suéter fue emocionante.




Al lanzar la marca, ¿tenías claro el tipo de producto que querías crear?
Andrea: Sí, lanzamos solo un modelo “crewneck” de corte clásico pero con un giro moderno. Queríamos algo que fuera para todos, en distintas tallas. Poco a poco, añadimos cardigans, chalecos y otros estilos. Nuestros clientes son muy fieles; los primeros compradores ven nuestros suéteres como piezas de colección, ya que producimos pocas unidades y no volvemos a reproducir los modelos agotados. Esto les da un valor especial. Este año celebramos cinco años y lanzamos una nueva edición. Nuestra marca tiene un estilo “playful” porque el cashmere suele asociarse con algo tradicional, como los suéteres de los abuelos. Queríamos darle un toque divertido para atraer a clientes de todas las edades.
¿Cómo ha sido trabajar con tu hermano en este proyecto tan familiar?
Andrea: Ha sido un reto, pero hemos aprendido a trabajar juntos. Al principio éramos solo hermanos discutiendo, pero poco a poco logramos unir fuerzas hacia un mismo objetivo. Tenemos un equipo en Nueva York, y ahora se unió nuestra hermana menor, que recién se graduó de Parsons. Aporta mucho en el área de redes sociales. Es un equilibrio perfecto; en Nueva York somos cinco y aquí en México contamos con un excelente equipo.

¿Y cómo fue que decidiste expandir la marca a México?
Andrea: Nos mudamos a México por varias razones. México nos pareció ideal por su ubicación y su cultura. Primero lanzamos la marca en Nueva York, pero cuando vi el interés en México y que el clima era perfecto para el cashmere, decidí abrir un estudio aquí. Empezamos con pop-ups y, al ver la demanda, abrimos un espacio permanente en la colonia Juárez donde recibimos a los clientes con cita.
¿Qué te ha gustado de esta experiencia de estar en contacto directo con los clientes?
Andrea: Me encanta. Hacer eventos en casas, conocer a los clientes personalmente, escuchar sus opiniones, es algo que valoro mucho. Hay quienes hasta nos piden que llevemos los suéteres a sus casas para probarlos. Esta interacción personal es clave para nosotros.
Si pudieras colaborar con un diseñador o artista mexicano, ¿con quién te gustaría hacerlo?
Andrea: Más que con un diseñador, me gustaría colaborar con un artista. Ya colaboramos con una artista británica en 2020, quien creó un gráfico de un abrazo durante la pandemia, inspirado en el contacto humano. Para México, me encantaría colaborar con un artista, un chef, o incluso un arquitecto. Aquí hay tanta cultura y creatividad, que las posibilidades son infinitas.

¿Y qué es lo que te atrajo tanto de México para quedarte a vivir?
Andrea: México tiene una vida cultural y gastronómica increíble. Nos mudamos con la idea de quedarnos temporalmente, pero rápidamente nos enamoramos del país. Además, la ubicación es ideal: Nueva York y Miami están cerca, lo cual es conveniente para mí. También, el clima es perfecto para el cashmere, especialmente donde vivimos, que hace frío. Así que México resultó ser el lugar perfecto para nosotros y para la marca.
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