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Adán Cárabes, fundador de Proyectos Paraíso redefine el concepto de lujo

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Adán Cárabes nos invita, como aficionados del diseño la arquitectura y el arte, a reconsiderar la manera en la que consumimos. Hace unos días tuve el honor de sentarme con él, el fundador de Proyectos Paraíso para entender la importancia detrás de su labor y cómo es que como líder de este proyecto ha dejado el alma invertida en poder cambiar los paradigmas de una industria. 

Cárabes es uno de los diseñadores de mayor renombre en nuestro país. A través de los años se ha dedicado a la creación de conceptos artísticos que van desde la arquitectura hasta el diseño de interiores para elevar los espacios habitables. Hace unos años su carrera tomó un giro de 180º  y desde entonces no ha parado. Proyectos Paraíso es ahora, en palabras más mundanas, un despacho que crea conciencia sobre la manera en que se crean producen y consume el diseño de interiores y los espacios en los que nosotros como seres humanos habitamos. 

Con Proyectos Paraíso, Adán Cárabes transforma el concepto de lujo en arquitectura, dándole un sentido mucho más profundo y consciente. Su propuesta va más allá de construir bellos espacios; se trata de restaurar y dar nueva vida a los entornos naturales y sociales en los que se integra cada proyecto, pensando en el impacto a largo plazo. Inspirándose en la sabiduría tradicional y en la innovación actual, crea lugares donde la naturaleza y el bienestar humano se encuentran en armonía. Cada detalle, desde la elección de materiales hasta la construcción misma, sigue principios éticos y sostenibles, incluyendo el respeto al comercio justo y la solidez financiera. Proyectos Paraíso no solo edifica estructuras, sino que busca dejar un impacto positivo y duradero para las generaciones venideras.Esto es solo un poco de lo que me contó.

¿Cómo inicias en el mundo del diseño?

Vengo de un largo recorrido en mi vida, prácticamente desde niño, y como resultado nace Proyectos Paraíso. Desde pequeño, mi vocación fue siempre hacia algo relacionado con el mundo natural: medicina, biología, o algo que tuviera que ver con bienestar y sanación. Crecí entre Ciudad de México y Michoacán, rodeado de naturaleza en la granja de mis abuelos, donde convivía con animales, plantas y huertas. Esa fue mi primera conexión profunda con lo natural.

Por otro lado, en la Ciudad de México, tenía una fascinación innata por la estética. Solía cambiar la disposición de los muebles en casa, pintar paredes, y explorar lo visual, aunque en ese momento no lo entendía del todo. Mis amigos de la prepa me sugerían que estudiara diseño de interiores, pero mi sueño seguía siendo la medicina. Tras varios intentos fallidos para entrar a la universidad, un amigo me animó a explorar el diseño gráfico, y así empecé mi camino en las artes visuales.

Con el tiempo, me fui especializando en diseño gráfico y, luego, en arquitectura, donde finalmente encontré mi vocación. Al inicio de mi carrera trabajé en mobiliario de alta calidad, pero con el tiempo fui comprendiendo el impacto y responsabilidad que tiene el diseño en la vida de las personas. Mi carrera profesional despegó, colaborando en proyectos ambiciosos, pero, eventualmente, empecé a sentir un vacío. Fue en ese momento cuando comencé un trabajo de autoconocimiento y desarrollo personal.

¿Cómo fue que todo este vaije de desarrollo personal dio vida a Proyectos Paraíso?

Ese viaje me llevó a estudiar una maestría en arquitectura sostenible y regenerativa. La pandemia trajo consigo una pausa que me hizo replantearme aún más profundamente. Fue durante una corrida en el parque cuando surgió la idea de ‘Proyectos Paraíso,’ un concepto de diseño integral que aboga por la conciencia y el cambio de paradigmas, donde cada proyecto se convierte en una especie de ‘paraíso’. Hoy, Proyectos Paraíso es más que un taller de arquitectura; es una filosofía en sí misma.

¿Cuáles son los marcos de pensamiento que consideras esenciales en tu práctica?

Nos apoyamos en marcos de pensamiento como la regeneración, la permacultura, la biosis, la geometría y otras ciencias de la tierra, como la geología, geografía, biología y demás, porque creemos que la arquitectura debe tener un enfoque multidisciplinario. Me inspira pensar en arquitectos de antaño, aquellos de hace 500 años, que sabían de astronomía, sociología, antropología. Retomo esa idea porque creo que no basta con ser un “creativo” más; necesitamos integrar especialidades y, al mismo tiempo, impactar a nivel social, económico y humano.

De ahí nace Proyectos Paraíso. Más que una necesidad espiritual, tenía que ver con una llamada personal y con una conciencia de que necesitaba hacer las cosas de otra manera. Hoy, aunque estamos mucho más despiertos que hace diez años, aún veo un vacío en el mercado para propuestas como esta. Amigos y colegas me han dicho: “¿Qué estás haciendo? Estás echando a perder tu carrera”. Pero yo he seguido explorando, puliendo, evolucionando la idea, intentando tener una mirada abierta.

¿Qué te hizo tomar la decisión de cambiar de dirección y apostar por Proyectos Paraíso?

Fue un proceso, una serie de experiencias que me llevaron a cuestionarme. Una vez, en una entrevista con Marta de Baile, me preguntó sobre “el color de la temporada”. Me di cuenta de que ese tipo de preguntas no resonaban con lo que realmente quería decir. Estaba tratando temas superficiales mientras sentía que había algo mucho más importante que quería transmitir.

Además, en mi estudio veía prácticas que no me convencían: colaboraciones piramidales, procesos de lujo excesivo. La transformación comenzó cuando uno de mis arquitectos favoritos decidió renunciar para dedicarse a proyectos de permacultura. Mientras él hacía arquitectura que cambiaba vidas, yo trabajaba en fiestas y eventos, creando algo efímero. Eso me impactó profundamente, me llevó a preguntarme en qué estaba invirtiendo mi tiempo y recursos.

En cuanto a los materiales y procesos de manufactura, ¿cómo abordas esa parte en Proyectos Paraíso?

Todo comienza con una revisión minuciosa de lo que vamos a utilizar. Observamos los materiales que vamos a consumir, sus fichas técnicas, de dónde vienen y cómo impactan al entorno. Aunque a veces usamos concreto o metal, lo hacemos de manera consciente, buscando equilibrar con materiales naturales, renovables o de alta tecnología, que además tengan certificación de responsabilidad social.

¿Cómo redefinirías el lujo en el contexto de Proyectos Paraíso?

Creo en un “lujo consciente” o “diseño de alta gama”, una propuesta que suena más humana y responsable. Participamos recientemente en el Luxury Lab Global, un foro donde hablamos de lujo sostenible y consciente. Allí presentamos unas preseas hechas de residuos de construcción, que no son basura porque los hemos revalorizado. La basura no tiene retorno; estos residuos sí lo tienen. Así, buscamos que el lujo en Proyectos Paraíso no sea exceso, sino una expresión de equilibrio y respeto por el entorno.

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