Stefanía Uribe nace en el medio de una pasión familiar por los toros, su familia tiene a la Ganadería de Torreón de Cañas, y ahora, este domingo 9 de Marzo, se encuentra a punto de dejar su nombre escrito en los anales de la historia. La rejoneadora hará su debut el próximo domingo en la Monumental Plaza de Toros México en un cartel conformado únicamente por mujeres, siendo acompañada por Paola San Roman y Rocío Romero, quien confirma alternativa. Conversamos con ella previó a este momento tan importante en su carrera sobre sus orígenes, sus sensaciones, su labor filantrópica y más, esto fue lo que nos contó.
¿Cómo es que decides volverte rejoneadora?
Toda mi vida he montado a caballo. Aquí en la ganadería movemos los toros constantemente a caballo, así que siempre he sentido que el toro y el caballo van de la mano. He estado en muchos deportes ecuestres: charrería, salto e incluso una vez me animé a jugar polo con mi hermano. He probado de todo en el mundo del caballo.
Antes de la pandemia, mi tío Paco Barona, que también es rejoneador, me regaló dos yeguas lusitanas. Las crié, vendí los potros y con eso pude comprar mi primer caballo torero. Mi papá estaba completamente en contra y me dijo que jamás me compraría un caballo, así que decidí comprarmelo yo.
Cuando llegó la pandemia, como no había mucho que hacer, me quedé en la ganadería, un día, mientras arreaba vacas y colocaba aretes a los becerros, una vaca se me vino encima. En ese momento sentí la adrenalina y me dije: “Quiero torear”. Desde entonces, empecé a hacerlo.
¿Cuál dirías que ha sido el mayor reto que has enfrentado?
Definitivamente Morelia, cuando participé en la encerrona de Fonseca el año pasado, el 17 de febrero. Pero ahora me enfrento a mi mayor reto, la Plaza México, la plaza más grande del mundo.
¿Cómo está compuesta tu cuadra?
Cuento con cinco caballos del hierro del maestro Pablo Hermoso, con quien tengo una muy buena relación, al igual que con su familia. También tengo un caballo de mi criadero, que es el que utilizo para matar. En total, tengo dos caballos para recibir, cuatro caballos de banderillas y uno para la suerte suprema.
Es la primera vez que vas a torear en la Monumental. ¿Qué significa esto para ti?
Torear en la Plaza México es cumplir un sueño que me ilusiona muchísimo. Es un parteaguas en mi carrera, porque después de esto tendré que decidir si quiero seguir toreando o explorar otra locura.
Vas a torear en una fecha muy especial, justo un día después del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y compartes cartel con dos toreras más. ¿Qué significa para ti torear en esta fecha y ser mujer en un mundo tradicionalmente masculino?
Es un mundo totalmente machista, pero, a pesar de ello, he sentido mucho apoyo. Me han impulsado a seguir toreando y tengo amigos toreros que han sido un gran respaldo.
Es un compromiso muy grande, porque represento a las mujeres de México y también a mi familia, en la que somos 13 ganaderos. La presión es alta, pero voy a disfrutar y demostrar que la mujer también puede. Aquí no hay un “no” para quien se lo propone.
Siempre toreas por una causa benéfica. En esta ocasión, donaste consultas oncológicas para la gente que asista a la plaza. ¿Por qué es tan importante para ti la filantropía?
Dios me ha ayudado tanto que siento que es mi forma de devolverle un poco. Gracias a Él conseguí mis yeguas, mi cuadra y, aunque mi papá me decía que no, siempre confié en que Dios proveería.
Estudié diseño de moda y me encanta, al igual que los caballos y ayudar a los demás. Mi mamá proviene de una familia de médicos y mi papá de abogados, pero yo no quería saber nada ni de leyes ni de medicina. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y al final terminé involucrándome con una clínica de cáncer, donde he conocido a gente increíble.
Además, es una terapia para mí. No siempre soy tan alegre y también tengo días malos, pero al ayudar a los demás, me ayudo a mí misma. En la clínica trato de hacer su día más ameno, que no lo vean como un lugar donde van a sufrir, sino que puedan distraerse. Si logro que ellos olviden por un momento su enfermedad, yo también me olvido de mis problemas. Dios me ha ayudado tanto que no me cuesta nada regresarle un granito de arena.
Hablando de la corrida ¿Qué esperas lograr en esta presentación?
Hace unas semanas habría respondido de otra manera. Estaba pensando en qué otras corridas podría hacer para ayudar a más gente. No todas las corridas son benéficas, ya que hay muchos gastos: luz, toros, toreros, teléfonos, todo.
En esta ocasión, aunque la corrida no es benéfica, decidí donar mis honorarios para ayudar a la gente. Esta corrida es un parteaguas en mi carrera, la más importante hasta ahora. No hay presión… bueno, sí hay, y mucha.
Si todo sale bien, si los toros ayudan, si mis caballos responden, puede abrir muchas puertas. Pero, como siempre, lo dejo en manos de Dios. Si Él quiere que siga ayudando, me irá bien. Si no, al menos habré cumplido un sueño y lo disfrutaré al máximo.
La Plaza México estará llena de gente, incluidos niños y niñas que te verán torear por primera vez. ¿Qué les dirías a aquellas niñas que te miren y piensen: “Yo también quiero torear algún día”?
Les diría que los sueños y las metas están para cumplirse. Cada persona necesita un motor en su vida, algo que la motive cada día. Cuando llegas a una meta, debes fijarte otra y seguir luchando. El que persevera, alcanza, y los sueños se cumplen.
Para finalizar, ¿qué legado te gustaría dejar?
Me gustaría que la gente ayudará al prójimo, que dejen de enfocarse solo en lo malo y vean lo bueno que pasa a su alrededor y que vivan cada día como si fuera el último. Ese es el legado que quiero dejar.
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