Con una visión humanista, el lente de Salgado no solo capturaba imágenes, eran fotogramas que sin una sola palabra te transportaban a historias de tragedia y dolor.
Sobre Sebastiāo Salgado
De origen brasileño, el único varón entre siete hermanas creció en una hacienda en Aimorés, rodeado por selva tropical experiencia que moldeo su adoración por la naturaleza. Los primeros pasos de Salgado no apuntaban hacia la fotografía. Empezó la carrera de derecho para después cambiarse a economía y graduarse de esta. Al mismo tiempo se casó con Lélia Deluiz Wanick, arquitecta de profesión. El deseo de su esposa por fotografiar edificios y la compra de una cámara para realizarlo fue la razón por la que Sebastiāo miró por primera vez a través de un lente. Su incursión en la fotografía pudo haber sido un “accidente”, pero en esta vida no hay casualidades. El verdadero punto de inflexión llegó a través de los viajes de trabajo de Salgado a África con la Organización Internacional del Café. Al llevar con él la cámara comenzó a retratar la vida cotidiana en esta zona, lo que lo acercó a conocer su pasión y convertirse en uno de los fotorreporteros con mayor impacto y trascendencia.
En 1973 dejó su carrera como economista para adentrarse al mundo de la fotografía y perseguir su pasión.
Sus trabajos
Sus primeros trabajos abordaron temas como: la sequía en el Sahel, la hambruna de Etiopía y la Guerra de Independencia en Mozambique. Con cada disparo y encuadre, Salgado daba voz a todas estas luchas, problemáticas y realidades que la sociedad, por ignorancia o indiferencia, decidía relegar. Su estilo, que lo llevo a ser conocido como el maestro del blanco y negro no era mera casualidad. Esta paleta resaltaba los contrastes, agudizando cada línea, textura y expresión hasta un punto casi incómodo.





Su lente, lejos de ser un registrador, es un catalizador que nos obliga a confrontar realidades que a menudo preferimos relegar al olvido. La obra de Sebastiāo Salgado es un recordatorio que sus fotografías no existieron y existen para ser vistas, sino sentidas.
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