Para entender el presente hay que viajar al pasado, comprender de dónde venimos y las costumbres que hemos adquirido, mismas que nos han formado como individuos y sociedad.
Esta reflexión llegó a mi mente en los primeros minutos de Amores Materialistas, el nuevo filme protagonizado por Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans.

Amores Materiales un filme sobre la complejidad del amor
En la historia conocemos a Lucy, una casamentera en New York que, a pesar de su éxito en el oficio, nunca ha tenido suerte en el amor; al tiempo que se cuestiona si es que dicho sentimiento debe ir de la mano con el compromiso o si quizá no es más que una transacción.
“¿Para qué se casa la gente? ¿Por qué la sociedad mantiene una esperanza en el compromiso? ¿Será que en la actualidad, el casarte puede ser simplemente una oportunidad para demostrar que las nuevas generaciones son mejores que las anteriores? Si soy una mujer moderna, ¿por qué quiero casarme?” Son algunas de las preguntas que plantea la protagonista de esta historia, mismas que nos invitan a reflexionar.

“Amar es fácil y es por ello que nos da tanto miedo”
Y es que resulta que esta historia no busca cuestionar al amor, sino todo lo contrario, pues como bien lo menciona la protagonista, “amar es fácil y es por ello quizá que nos da tanto miedo, pues una vez que lo experimentamos, no podemos evitarlo”, sin embargo, sostiene la idea de que dicho sentimiento no siempre debe ir más allá. El amor no obedece a la razón, sino a la emoción, pero ello no necesariamente implica un compromiso ni un “felices para siempre”, simplemente abre la puerta a la oportunidad de sentirlo todo.
Asimismo, esta historia plantea y cuestiona el valor que le damos al físico y a todas esas características que buscamos en el otro, como si se tratara de un check list que tuvieran que completar para nosotros. Y aunque en parte resulta válido, pues al final hablamos de gustos propios y del deseo de encontrar a la pareja perfecta para nosotros, sin embargo, no debemos dejar de lado que el aspecto físico, económico, material o más, no hace más o menos especial a nadie. Y si de amor se trata, todo ello queda de lado cuando nos enamoramos.

El amor no es egoista
Dicho lo anterior, llega a mi mente otra reflexión acerca de este sentimiento y todo lo que somos capaces de hacer al respecto; y es que el ser humano no es tan egoísta y no necesariamente busca amor, sino alguien a quien amar. Sin embargo, resulta más que válido el querer sentirnos valorados, respetables y confiables frente a los ojos del otro.
Finalmente, y retomando la premisa de este texto y del filme, mismo que cuestiona al amor y los compromisos que adquirimos en nombre del mismo, podemos decir que sí, que a lo largo de la historia hemos sido testigos de cómo el matrimonio es una meta a la cual muchos aspiran a llegar y se vale quererla alcanzar, así como también se vale no querer seguir por ese mismo camino y elegir otro destino, lo cual no significa que al final del mismo no haya amor, pues podemos encontrarlo, pero distinto. Y si, puede que el matrimonio ser una transacción, pero ante todo debe ser por amor, pues “somos personas, no productos”.