En medio de la vibrante oferta gastronómica de la Ciudad de México, OMA se levanta como un santuario íntimo para los buscadores de experiencias culinarias. Con espacio para solo diez comensales por servicio, esta propuesta del Four Seasons Hotel Mexico City promete algo más que una cena: una lección de cómo realmente se come en Japón.
Ponerse en manos del chef
El espíritu del omakase, “ponerse en las manos del chef”, se siente desde el primer bocado. Cada experiencia depende de la pesca del día, lo que convierte cada visita en un viaje irrepetible.
La velada puede comenzar con una sopa de pescado tan delicada que se deshace en la boca, para después dar paso a pequeños manjares como el ohitashi (verduras cocidas en su punto) o el sunomono, una ensalada de pepino con pulpo y chile japonés que despierta el paladar.


La ceremonia del nigiri
La etapa de nigiris es el corazón de OMA y una lección de precisión: el arroz se coloca hacia el paladar y el pescado hacia la lengua, para que el sabor llegue de manera pura y directa.
Cada pieza es una sorpresa: el nigiri de hamachi con un ligero toque quemado que equilibra el sabor, el acagai (almeja) con un destello picante, el mongou ika (calamar japonés) con su textura perfecta, el saba (pescado azul) profundo y lleno de umami. La experiencia termina con el otoro, la parte más suave del atún, que prácticamente se derrite al contacto.
El postre
El viaje culmina con un cheesecake acompañado de gelatina, un final delicado y equilibrado. Lo que queda es más que una cena: es la revelación de que la verdadera cocina japonesa no necesita ahogarse en soya para brillar.
Más que una cena, una conversación
La cercanía de la barra permite al chef explicar cada preparación, compartir historias y responder preguntas. Es una clase magistral de cocina japonesa disfrazada de cena privada.
OMA es la forma más cercana de viajar a Japón sin salir de la CDMX. Aquí, cada plato es una obra de arte, diseñada para comerse en un solo bocado y quedarse en la memoria.
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