Existen diversos lenguajes universales como la música, que más allá del idioma o la letra, simplemente conecta, sin embargo hay un lenguaje que va más allá de lo imaginado, que se siente, se vive y se entiende con todo el cuerpo. Y ese, seamos honestos, tampoco es el amor sino el dolor.
Dicen que la medida del amor es el dolor pues entre más amas algo o a alguien, más te duele. Y es que cuando alguien dice tener un ser amado, podemos imaginar lo que se siente, pero cuando alguien te dice que tiene el corazón roto, aquel resulta un dolor más familiar que resulta muy fácil empatizar. Es por ello que el dolor es el verdadero lenguaje universal.

En Siete veces adiós dicen que “el dolor de un corazón roto puede durar entre 10 minutos y toda una vida”. Siete veces adiós es un musical hecho con el corazón roto y vaya que se siente como tal. Aquel consigue llevarnos en un viaje sumamente emocional hasta empatizar, no solo con los personajes de la historia, sino con uno mismo y los amores de nuestra vida. Siete veces adiós se muestra como un reflejo que deja al descubierto mucho de lo que hacemos en nombre del amor.

Con motivo del estreno del nuevo elenco de Él y Ella conformado por Chris Pazcal y Natalia Solián tuve oportunidad de volver a ver la puesta que desde hace más de tres años permanece en cartelera y ya es un clásico del teatro mexicano y nuevamente me permití enamorarme de su historia, su música, sus letras y los grandes artistas que le dan vida cada fin de semana.
Asimismo, siendo esta la cuarta vez que pude ver la puesta, pude dedicarme a disfrutar un poco más de su propuesta musical a cargo de Diego Medel, Alba Messa, Diego Meléndez y Paloma Cordero acompañados de una gran banda conformada por Iván Núñez, Diego Galindo, René Camou, Sam Salgado, Karla Lugo, Laliro y Fer Harada, y aunque ya conocía y cantaba canciones como “El amor es un invento”, en esta ocasión verlos en vivo fue distinto y muy bonito. Cada uno de ellos resulta un gran talento y es increíble verlos apropiarse del escenario a cada momento.

Siete veces adiós habla del amor y todo lo que hacemos en nombre de esta emoción. Y es que si algo aprendí de la mano de esta gran puesta es que el amor no se “hace”, pues ya está hecho. El amor verdadero se siente, se vive, se comparte, y ante todo, “el amor es todo aquello que no nos contaron en las historias de amor”.