Renata Zarazúa sigue haciendo historia en el tenis mexicano, ahora con la primera victoria de una tenista mexicana en más de 30 años en Wimbledon. Conversamos con ella sobre su carrera, su preparación, sus metas y objetivos, además de la importancia que tiene México para ella, esto fue lo que nos contó:

¿Cómo te enamoraste del tenis?
Primero, cuando vivía en México, toda mi familia siempre estuvo muy metida en el deporte. De chiquita, como muchos niños, mis papás me metieron a varios deportes para ver cuál me gustaba. Empecé con gimnasia, clavados, tenis y lo hice por bastante tiempo, hasta que tenía entre 10 y 12 años y llegó un momento en el que tuve que decidir, porque no se podían combinar. Me fui por el tenis, en parte porque mi hermano también jugaba.
Me llamó mucho la atención porque estás sola dentro de la cancha. Aunque tienes un equipo detrás, en la cancha tienes que resolver sola, jugar contra alguien que también quiere ganarte. Siempre he sido muy competitiva, por eso me atrajo tanto. Además, el tenis es un deporte muy bonito; te deja muchas cosas buenas, a veces pierdes un partido y es muy triste, pero al final, la satisfacción de estar ahí, de ganar, de luchar, es lo que más me apasiona.

¿Cómo manejas la parte mental y emocional para alcanzar tus metas?
Sí, la parte mental es fundamental. Creo que no solo en el deporte, sino en todo en la vida, necesitamos cierto entrenamiento mental para estar bien. Para mí, el cambio más grande llegó hace dos años cuando empecé a meditar y a confiar de verdad en el poder de la mente. Antes hacía todo físicamente: jugaba tenis, entrenaba, pero no le daba a la mente la importancia que tiene ahora para mí.
Desde que empecé a meditar, me ha cambiado la vida, no solo dentro de la cancha, sino también en mi vida personal. Me siento mucho mejor y eso se refleja en mi rendimiento deportivo.
Fuiste la primera mexicana en más de 20 años en jugar un Grand Slam. ¿Qué significó ese logro para ti y cómo cambió tu carrera?
Creo que cambió mi carrera en el sentido de que más gente me conoce. Pero personalmente, no estoy satisfecha aún. Tengo muchas ganas de seguir, de dar más, porque sé que puedo. Cuando me dicen que hace tantos años que no había una mexicana en ese nivel, claro que es algo lindo, te sientes importante, te sube un poco el ego. Pero sigo con hambre de más.

¿Cómo te inspira México?
México me inspira muchísimo por cómo se ha portado conmigo. Me da muchas ganas de ganar por ellos, me han apoyado desde siempre, gane o pierda. Recibo muchos mensajes hermosos de personas que no tienen por qué hacerlo, pero lo hacen de corazón. Cada vez que escucho las porras mexicanas en un partido, solo quiero ganar. A veces me presiona más de lo normal, sobre todo cuando juego en México, pero ese deseo de darles una alegría no me lo quita nadie.
¿Cómo ves el crecimiento del tenis en México y qué crees que hace falta para impulsarlo más?
Creo que hemos avanzado, pero no tenemos tantas jugadoras como en otros países. El tenis no es el deporte más grande en México; hay otros, como el fútbol, que tienen más visibilidad y patrocinio. No es que hagamos algo mal, simplemente no está tan presente culturalmente.
También creo que falta un poco de actitud. Muchas niñas ven el tenis profesional como algo lejano, y no debería ser así. Hay que confiar más, tener disciplina, y saber que todo es posible si trabajas por ello. El tenis, como otros deportes, requiere muchísima disciplina desde que te despiertas hasta que te duermes.

¿Tienes algún ritual antes de los partidos? ¿Cómo es tu preparación?
Sí, siempre escucho música antes de los partidos, eso me tranquiliza. Estar rodeada de la gente que me quiere me ayuda mucho, siempre estoy con mi entrenador, mi hermano, mi fisio, calentando y escuchando música. Si no hago eso, siento que no estoy lista para entrar a la cancha. Fuera de eso, no tengo rituales estrictos con la comida o la ropa. No me gusta depender de eso, porque si un día no puedo hacerlo, me genera ansiedad. He aprendido a mantener un equilibrio en ese sentido.
¿Qué mensaje te gustaría darles a las niñas que quieren ser deportistas?
Que cada quien tiene su propio camino. A veces queremos correr y llegar rápido a ser exitosas, pero hay que tener paciencia. Aunque hagas las cosas bien, los resultados a veces tardan, tienen que confiar y saber que la vida tiene un plan para cada quien. También recordar que somos más fuertes de lo que creemos, pero eso solo lo descubrimos al salir de nuestra zona de confort.
Más allá del tenis, ¿qué otros proyectos o pasiones te gustaría explorar en el futuro?
Me encantaría tener una academia de tenis, probablemente en México, con mi nombre. Pero quiero hacerlo cuando tenga tiempo para estar presente. No quiero que alguien más se encargue si yo no estoy ahí, quiero hacerlo bien, poder transmitir todo lo que viví y aprendí a otras personas.

¿Qué huella o legado te gustaría dejar?
Más allá de ser una buena tenista, quiero ser recordada como una buena persona. A veces, cuando te empieza a ir bien, se te olvida ser humilde y respetuosa. Me gustaría que me recuerden como alguien que siempre tuvo los pies en la tierra, que nunca olvidó de dónde viene.
¿Cómo describirías tu pasión por el tenis?
Es un deporte que no puedes dejar. Es adictivo, literal. Siento que es como una relación, como un novio. A veces me harto, pero lo dejo y lo extraño. Cuando estoy en la cancha, me siento bien.
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