La obra de Michelle Aubert no busca respuestas, sino preguntas. En su proceso creativo, la artista visual mexicana indaga en la dualidad de la naturaleza humana, no desde la contradicción, sino desde la conciencia: “Me interesa generar una pausa, una atención a lo simple que, encapsulado en una imagen, detone una conexión emocional”. En un mundo hiperconectado y veloz, su propuesta es invitarnos a la introspección y al vínculo profundo con el ahora.
El lenguaje de Michelle es lo fragmentario. En series como Closed But Far, trece piezas fotográficas que retratan la intimidad emocional de una relación amorosa a lo largo de un año, explora la distancia que puede existir incluso en la cercanía. “Fue muy importante para mí hablar de la independencia dentro del amor, de cómo Michelle existe sola, en pareja y dentro de una pareja. De ahí el título: tan cerca pero lejos”, explica.
Uno de los apectos más poderosos en su trabajo es la transformación de lo cotidiano en experiencias extrasensoriales. En Ilusiones en Pandemia, convierte objetos comunes en obras llenas de simbolismo que sólo revelan su identidad al ser adquiridas por un coleccionista. “Lo que ves puede parecer irracional, pero tiene sentido cuando sabes qué estás observando. Me gusta que el espectador se confronte con esa ambigüedad y cree su propia narrativa desde el subconsciente”.
Ese diálogo entre lo estético, lo emocional y lo simbólico también implica confrontarse con el error. Para Michelle, la imperfección no es un obstáculo, sino parte esencial del mensaje: “Soy muy exigente conmigo, en todos los aspectos, pero he aprendido a aceptar el error como parte de la vida y del proceso creativo. Hay belleza en adaptarse”.
La fuerza de su obra recae en su vulnerabilidad. “Cada serie que hago me sensibiliza más. Me ha ayudado a conocerme, a entender mi evolución emocional y a abrazar mi fortaleza interna. Creo que el mayor regalo de este camino ha sido el poder cuestionarme constantemente: ¿por qué creo esto?, ¿qué dice de mí?, ¿qué quiero provocar?”.
¿Y qué busca provocar en el espectador? “Que sienta algo. Reflexión, incomodidad, identificación… no importa cuál, mientras genere una conexión verdadera. Mi obra es provocación emocional, me encanta provocar. Busco que desarrolle, que sensibilice, que genere una conciencia, una pausa. No busco respuestas unívocas, sino pausas que abran puertas”.
Así, Michelle Aubert no solo crea imágenes: crea espejos. Fragmentos que cada quien completa con su historia, su deseo, su memoria. Su arte te invita a mirar hacia dentro y también hacia lo invisible que se descubre o revela cuando bajamos la velocidad.
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