Hay libros que te llegan directo al alma. Y hay otros —como NORMAL PEOPLE de Sally Rooney— que la aprietan, la agitan y luego la dejan tirada en el piso.
Este libro, publicado en 2018, aparentemente sencillo se convirtió en un fenómeno discreto. Es la historia de Marianne y Connell. Dos adolescentes que, desde los pasillos de una escuela en un pequeño pueblo irlandés, empiezan a descubrir lo que significa sentirse visto. Y lo que duele no serlo. Se cruzan, se alejan, se vuelven a encontrar, una y otra vez. Convirtiendo su historia en un círculo de nunca acabar. No hay grandes twists, ni tragedias que consideremos “dramáticas”. Solo dos personas tratando de entender qué hacer con todo lo que sienten. Y con lo que no saben decir.
Yo lo leí en el verano del año 2020, en una época en la que la distancia entre personas era casi la protagonista de nuestras vidas. Entonces, tal vez puedas entender un poco el contexto en el cual yo me encontraba, e imaginar el porqué NORMAL PEOPLE fue— y sigue siendo— el libro que más he disfrutado y más me ha tocado el corazón.

¿Por qué nos duele tanto?
NORMAL PEOPLE es crudo y real. Su intención no es que idealices a sus personajes, ni que tomes partido. Quiere que los veas por lo que son. Que veas lo que pasa cuando alguien te marca tanto que ya no sabes si te está salvando o si te está destruyendo todavía más. No es un típico amor de comedia romántica— y si en algún momento alguien te dice que el género es comedia romántica, no les creas—. Es un amor inocente, imperfecto, lleno de silencios incómodos. Como ese que alguna vez tuviste. O perdiste.
La autora Sally Rooney escribe con una claridad que raspa. Su manera de plasmar las palabras en la página va directo a la herida: la inseguridad, la diferencia de clases, la salud mental, el sexo como consuelo o castigo. Sus personajes no explican. Solo sienten. Y ahí está la belleza. Es como ver hacia un espejo y ver más allá tu reflejo.

Libro vs. serie
Cuando terminé el libro, lo único que quería era más. Así que fui directo a ver la serie, y te digo desde ya: es una estrategia que recomiendo para conectar aún más profundamente con la historia y sus personajes. Estrenada en 2020 y dirigida por Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald, la serie está hecha con una sensibilidad que nunca había visto en pantalla. Es igual de devastadora que las páginas en la que la leí, pero ahora acompañada de una estética y un gusto impecable.
La fotografía es íntima, sin ser invasiva. Cada plano parece decir: mira cómo se sienten las cosas cuando nadie está mirando. La dirección se mueve entre lo que no se dice y lo que se queda en nuestro cuerpo. Y la música… la música es otro personaje. Aparece en el momento justo. Y te puedo decir, sin vergüenza, que, canción que sonaba, yo shazameaba.

Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal no solo interpretan a Marianne y Connell. Son ellos. Se mueven como si llevaran años habitando esos cuerpos. El cast no pudo haber sido mejor. Me gustó que hayan elegido actores nuevos, personas que no has visto en un blockbuster. Ese gesto le da la frescura y la importancia a la historia que se merece.
Obviamente, como era de esperarse, este papel los catapultó a la fama, pero esa es otra historia para otro CULTURAL THURSDAY.

El amor no siempre salva. A veces, solo acompaña.
Lo que hace que NORMAL PEOPLE duela tanto es que no es una historia de amor con un comienzo y final feliz. No hay un momento de iluminación, no hay una escena en la que todo se arregla. Porque la vida real no funciona así. Porque muchas veces el amor no cura. Solo acompaña. Y a veces eso no es suficiente.
Es una historia sobre crecer con heridas que no sabes cómo nombrar. Sobre amar sin saber amar. Sobre el miedo a necesitar, a depender, a entregarte. Sobre mirar a alguien y no saber decir lo correcto. Sobre no poder comunicar tus necesidades, tus pensamientos, tus sentimientos por miedo a ser demasiado.

La historia que nos hizo identificarnos
NORMAL PEOPLE se volvió un fenómeno no por marketing, ni por hype. Se volvió algo más profundo porque tocó una parte que casi nadie se atreve a tocar. Porque todos, en algún momento, fuimos Marianne: sintiendo demasiado, sin saber si merecíamos ser amados. O fuimos Connell: guardando tanto adentro que al final no queda nada más que el silencio.
Y eso es lo más honesto —y también lo más brutal— del libro Y de la serie: que no buscan enseñarte nada. Solo quieren mostrarte cómo a veces, amar no es suficiente. Y que intentar ser una “persona normal”, en este mundo roto y volátil, ya es algo extremadamente difícil.
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