Recordar es volver a abrazar, pero con el corazón.
He de confesar que al escribir estas palabras agradezco y reconozco ser sumamente afortunado, ya que en 30 años, esta es el primero que tengo tan presente el Día de Muertos. Esto luego de que en el último año, por primera vez viví de forma muy consciente la pérdida de un ser amado. Y claro que como mexicano crecí con la idea de la celebración muy presente y siempre me ha gustado, sin embargo, nunca antes pude conectar con la necesidad de conmemorar -y hasta ponerles un altar- a nuestros seres queridos que han partido.
Hoy, dicha celebración ha cobrado otro sentido.
La medida del dolor es el amor, pues mientras más amas a alguien, más te duele”.
Alguien me dijo alguna vez que la medida del dolor es el amor, pues mientras más amas a alguien, más te duele. Nos duele su dolor, su recuerdo y su ausencia, sin embargo, considero que somos afortunados por sentir tanto, pues ello también es un testigo de lo mucho que los amamos.
Y aunque hay dolores y recuerdos que están y no se van jamás, eso mismo sucede con el amor, pues cuando un amor es verdadero, es eterno.
Cuando un amor es verdadero, es eterno”.
El Día de Muertos es una conmemoración para todos ellos, es un festejo a su recuerdo, es invitarlos a compartir por un momento y recordar el cariño que les tenemos, porque puede que mucho haya cambiado desde que partieron, pero no nuestro amor hacia ellos.
Con el tiempo, aprendemos a habitarlos diferente y a sentirlos tan presentes. Son ese recuerdo, enseñanza, aroma o sentimiento que llega de forma inesperada, pero como un abrazo al alma.
Recordarlos es volver a abrazarlos, pero esta vez con el corazón”.
En ocasiones, para decir adiós lo mejor en no decirlo, es cambiar ese final por un “continuará”, hasta que nos volvamos a sentir o encontrar. Es llamarlos por su nombre y en tiempo presente, es sentir su recuerdo latente e invitarlos a habitarnos y acompañarnos eternamente. Es decir gracias, por todo lo vivido y por todo lo que dejaron en nosotros, lo cual se queda en nuestra mente y corazón para siempre. Por ello y más, gracias a todos los que ya no están, pero que no se van y hoy nos acompañan en la vida y en un altar. Recordarlos es volver a abrazarlos, pero esta vez con el corazón.
Nuestros seres queridos aunque estén ausentes físicamente, se les siente en el alma. Su recuerdo es poesía para nuestro espíritu.
Felicidades Jorge por lo que nos compartes!!!
Qué manera tan linda de retratar la ausencia de nuestros seres queridos y dar un sentido diferente al transformar el dolor en amor a aquello que en su forma física, llamamos muerte. Gracias Jorge, me encantó tu artículo y tu forma de expresar y poner en palabras ese sentimiento que a veces nos resulta tan difícil describir!