Rodrigo, socio y director general de Empathy, una firma de diseño estratégico con presencia en América Latina y Estados Unidos, ha dedicado los últimos 15 años a integrar innovación, diseño y estrategia empresarial con impacto social y ambiental. Su trayectoria, que va de la ingeniería industrial a liderar oficinas de diseño globales, también es la historia de cómo el diseño puede convertirse en el corazón de una transformación cultural, organizacional y de negocio.

¿Cómo nace Empathy?
Fundamos Empathy cinco socios: Martín Zabaleta, Álvaro Díaz, Sandra González, Juan Alis y yo. Más recientemente se nos unió Wayne Suiter Matamoros, quien lidera la oficina en Nueva York. Hoy tenemos presencia en Argentina, Colombia, Perú, México y Estados Unidos.
Nuestra misión es clara, crear soluciones de diseño con impacto social y ambiental, siempre centradas en las personas. Y sobre todo, construir un puente entre América Latina y Estados Unidos en temas de innovación.
¿Cuál es tu rol dentro de Empathy?
Somos cinco socios globales y operamos como managing partners bajo un modelo descentralizado y colaborativo. Yo lidero la operación en Perú, coordino el crecimiento de la firma y mantengo la relación con varios clientes clave.
No creemos en estructuras jerárquicas rígidas. Distribuimos responsabilidades, proyectos y decisiones de forma horizontal. Es una mezcla entre el espíritu ágil de una startup y la estructura profesional de una empresa consolidada.
¿Qué significa para ti ser director general?
Más que un título, lo veo como una doble responsabilidad: por un lado, moldear la cultura interna, desde los valores hasta las capacidades del equipo, y por el otro, diseñar el futuro de la empresa.
Se trata de asegurarte de que hoy las personas vivan una buena experiencia trabajando aquí, que los proyectos tengan impacto real, y que la organización esté construyendo su mejor versión para mañana.
¿Cuáles son los mayores desafíos al integrar el diseño en la estrategia empresarial?
Muchísimas empresas no diseñan de forma intencional. Su estrategia nace desde lo que saben fabricar o desde lo que hace la competencia. El diseño, en cambio, parte de una lógica distinta: pensar desde el usuario, su contexto y sus necesidades reales, no solo desde el interior de la organización.
Mientras la publicidad comunica, el diseño crea el producto o servicio en sí, y lo hace con una mirada que contempla no solo su viabilidad económica, sino también su significado, funcionalidad y sostenibilidad. Diseñar bien no es hacerlo bonito, sino hacerlo útil, coherente y duradero.
Empathy ha crecido rápidamente. ¿Cómo han logrado mantener su esencia?
La clave está en la cultura y los valores compartidos. Somos un equipo con muchos años de experiencia trabajando juntos, lo que genera una conexión profunda.
Más allá del propósito y la estrategia, empezamos siempre por los valores. Eso lo guía todo: cómo lideramos, cómo colaboramos, cómo contratamos y cómo diseñamos.
¿Qué valores crees que son fundamentales?
Primero, el enfoque en el impacto, nos obsesiona que lo que diseñamos realmente mejore la vida de las personas y contribuya positivamente al planeta.
Después está lo que llamamos “bold trust”, confiar de manera audaz. Confiamos en la gente sin necesidad de controles innecesarios. Partimos de la buena fe. Eso nos permite movernos rápido y con autonomía.
Valoramos mucho el aprendizaje constante. Somos obsesivos por mejorar, estudiar y entregar calidad. Y finalmente, creemos profundamente en el diseño: no como estética, sino como una herramienta estratégica de transformación.
¿Cuál ha sido el error del que más has aprendido como emprendedor?
Cuando abrí la operación en Perú, me enfoqué demasiado en los cliente y descuidé a mi equipo. En poco tiempo, varios se fueron. Fue una gran lección: entendí que mi rol principal no era solo vender proyectos, sino atraer talento y cuidar su experiencia.
Desde entonces, mi obsesión ha sido el equipo. ¿Qué los motiva? ¿Qué necesitan? ¿Cómo creo un espacio que les encante? Esa lección me acompaña hasta hoy.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que has recibido?
“Enfócate en lo que tienes enfrente”. En mi trabajo, siempre estoy pensando en el futuro. Pero ese consejo me recuerda que lo más importante es lo que tengo hoy: mi equipo, nuestros clientes, los proyectos actuales. Ahí se construye todo.
Y lo complementaría con otro principio: agradece lo que tienes. La gratitud es un valor muy poderoso. A veces damos por sentado que los demás saben que estamos agradecidos, pero hay que decirlo. A tu equipo, a tus clientes, a tus proveedores. La mayoría de las personas, la mayoría del tiempo, está haciendo lo mejor que puede con lo que tiene.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?
Disfruto muchísimo manejar un portafolio tan diverso. Hoy estoy involucrado en proyectos de banca, consumo masivo y tecnología. Esa variedad me inspira: lo que aprendo en una industria me permite aportar más valor en otra. El conocimiento se cruza, se enriquece y se multiplica.
¿Qué te gustaría dejar con Empathy?
Empathy es mi proyecto de vida, mi vehículo para generar impacto en Latinoamérica. Mis socios comparten esa misma visión. Nos mueve la idea de que, algún día, la gente diga: “estas empresas latinoamericanas hacen las cosas bien, te tratan bien, cuidan el medio ambiente, se comportan éticamente”.
Hoy eso no siempre es así. Pero creemos que hacer empresa puede ser algo virtuoso, una herramienta de transformación social. Queremos que Empathy contribuya a esa renovación.
Entramos a las compañías en momentos clave: cuando lanzan nuevos productos, nuevos servicios, cuando diseñan su futuro. Ahí es donde el diseño puede marcar la diferencia y donde nosotros queremos estar.
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