MYKA no es solo una heladería: es un concepto que transforma el yogur griego en una experiencia gourmet. Fundada en Madrid por Natalia Morales y su esposo Javier Ezquerro, la marca ha conquistado en tiempo récord varios países. Para Natalia, MYKA representa la fusión entre su pasión culinaria, el cuidado por los detalles y la búsqueda constante de crear recuerdos memorables.
¿Cómo nació la idea de crear MYKA?
El yogur griego siempre ha sido una de nuestras grandes debilidades. Lo consumíamos constantemente como postre y lo apreciábamos por su sabor, su textura y sus beneficios. Pero en un viaje a Grecia nos sorprendió descubrir que no existían heladerías especializadas en este producto. Fue entonces cuando surgió la idea: transformar el auténtico yogur griego en una delicia única, un postre cremoso, delicioso y lleno de matices. Así nació MYKA, con la misión de elevar el Greek Frozen Yogurt a su máxima expresión.
¿Qué hace diferente a su helado de yogur griego?
Lo primero es que no es un producto industrial. Es auténtico yogur griego, elaborado en Grecia y exportado semanalmente a España. Nosotros lo transformamos en helado incorporando kéfir de cabra, lo que lo hace más cremoso, saludable y fácil de digerir. No usamos espesantes ni químicos, todo es natural. Además, cada tienda cuenta con una cocina propia, donde preparamos el helado y la mayoría de los toppings.
¿Cómo fue el proceso hasta dar con la receta perfecta?
Fue un camino largo. Hicimos más de 50 pruebas hasta lograr la textura, el sabor y la cremosidad que buscábamos. Yo misma desarrollé cada topping: crumbles, compotas, granolas, salsas. Todo elaborado a mano, con técnica culinaria y un propósito: que cada elemento aporte sabor y no sea solo decorativo.
MYKA ya tiene presencia en varios países. ¿Cómo ha sido esa expansión tan rápida?
Abrimos nuestra primera tienda en Madrid en julio de 2023. Apenas tres semanas después recibimos propuestas para replicar el modelo, aunque preferimos esperar. El boca a boca nos ayudó mucho y en poco más de un año ya contamos con tres establecimientos propios en Madrid. Hoy tenemos en marcha 176 franquicias en 16 países. Ha sido un crecimiento acelerado, pero siempre con la prioridad de mantener la calidad.
¿Qué significa MYKA?
En griego, MYKA significa “brillar”. Y para nosotros tiene un sentido muy especial: brillar en los momentos oscuros, brillar con autenticidad. Más que una marca, queremos que sea una guía, un símbolo de innovación y de pasión por lo que hacemos.
¿Qué papel juega Javier en este proyecto?
Javier es la brújula estratégica. Mientras yo me enfoco en la parte creativa, culinaria y estética, él se encarga de la expansión, la gestión y las operaciones. Pero también participa en la formulación de recetas. Yo digo que él es el motor de crecimiento y también el sostén emocional del proyecto.
¿Qué valores definen a MYKA?
Autenticidad, calidad y dedicación. Queremos que cada visita sea una experiencia sensorial diferente. Cada primero de mes lanzamos sabores de temporada, nuevos toppings o colaboraciones especiales con chefs y marcas. Nuestro objetivo es sorprender y mantener viva la emoción en nuestros clientes.
Más allá del negocio, ¿qué significa para ti este proyecto?
Es un homenaje a mis raíces y a mi historia. Aunque MYKA nació en España, México es donde surgió el sueño original. Por eso, la primera tienda fuera de Europa se abrió aquí. Es nuestro acto de amor y de agradecimiento.
¿Cuál es tu mayor satisfacción como emprendedora?
Ver que hemos creado no solo un producto, sino una categoría nueva. Que con MYKA hemos marcado una diferencia. Pero lo que más me llena es ver a nuestros clientes disfrutar, sonreír y sorprenderse con cada cucharada.
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