Con una visión clara y disruptiva, Montserrat Oliver se pone al frente de la dirección creativa de H.MOISSAN, una firma que está redefiniendo las reglas de la joyería fina al hacer accesible lo que durante siglos fue un privilegio exclusivo: el diamante.
“Los diseños son icónicos, como los que puedes encontrar en las casas de alta joyería. Pero la diferencia es que ahora están al alcance de todos”, comparte Montserrat. Su enfoque va más allá de la estética; se trata de democratizar el lujo sin comprometer calidad ni valores éticos.

La firma toma su nombre de Henri Moissan, descubridor de la moissanita, una piedra creada en laboratorio con el mismo brillo y composición visual del diamante tradicional. “Durante años, el diamante ha tenido un aura de exclusividad casi intocable, pero también una carga muy oscura: explotación, conflictos bélicos y precios inalcanzables. H.MOISSAN propone un cambio de narrativa. Regalamos un símbolo de amor sin financiar una guerra”, explica.

Pero irrumpir en un mundo tan tradicional no fue fácil. La marca abre su primer flagship en Masaryk entre “tiburones” que llevan décadas vendiendo diamantes, enfrentando escepticismo con una propuesta sólida y consciente. Afortunadamente, las nuevas generaciones han abrazado el concepto con curiosidad. “Nos emociona ver cómo cada vez más jóvenes eligen anillos de compromiso de laboratorio. Entienden que el amor no tiene por qué ser un lujo impagable”, dice Montserrat.

El lema de la marca lo deja claro: Diamonds are forever, H. Moissan is for everyone. “No tienes que ahorrar tres meses de sueldo para pedirle matrimonio a alguien. Mejor invierte en tu vida juntos, en tu casa, en tu luna de miel. El lujo también puede ser accesible, ético y contemporáneo”, asegura Montserrat, con esa mezcla perfecta entre estilo, conciencia y conocimiento.
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