Esta semana, el chef Lucho Martínez se convirtió en uno de los protagonistas de la segunda edición de la Guía Michelin México al recibir tres distinciones que consolidan su universo gastronómico como uno de los más potentes, diversos y refinados del país. Detrás de estos reconocimientos hay mucho más que técnica: hay sensibilidad, un equipo comprometido y una visión del futuro profundamente conectada con el presente.
Em
El restaurante Em, donde todo comenzó, reafirmó su estrella Michelin por segundo año consecutivo. Desde su apertura, Em ha sido una extensión del chef y de su socia Fernanda Torres: inquieto, elegante, preciso. Su cocina, centrada en el producto y en la temporalidad, encuentra en la creatividad un vehículo para expresar emoción. El espacio, ubicado en la colonia Roma, se ofrece como un lienzo libre de etiquetas, con menús que evolucionan como el paisaje mexicano del que se nutren. Aquí, la alta cocina mexicana se redefine desde la libertad, sin renunciar al rigor ni al detalle.


Ultramarinos Demar
Fue distinguido con el reconocimiento Bib Gourmand, que premia propuestas honestas, generosas y accesibles. Más que una marisquería contemporánea, Ultramarinos Demar es un homenaje a la memoria de barrio y a los ingredientes de las costas mexicanas, trabajados con maestría. Es una marea que cambia cada día y una celebración del sabor directo, sin adornos innecesarios, donde la sobremesa es parte esencial de la experiencia.


Martínez
Fue recomendado oficialmente por la guía y representa una de las propuestas más personales de Lucho y Fernanda. Este bistró informal se inspira en el movimiento bistronómico francés, con cocina sabrosa, vino todo el día y un ambiente relajado. Aquí, las influencias mexicanas, francesas y asiáticas conviven en un menú que privilegia el producto y se acompaña de una cava con más de 150 etiquetas. Es el restaurante que uno elige para volver, para quedarse, para disfrutar sin prisa.


El valor de este momento no está solo en los galardones. Está en la coherencia que une tres espacios distintos, todos con carácter propio, pero conectados por una misma filosofía: libertad creativa, respeto por el producto y una hospitalidad honesta.
Lucho Martínez se encuentra hoy en un punto clave de su carrera. Su cocina ha madurado, se ha diversificado, pero no ha perdido esa energía inicial que lo caracteriza. Con tres restaurantes dentro del radar de la Guía Michelin, su universo no solo se expande: se sostiene, se reinventa y se consolida con fuerza propia.
Tres cocinas, una visión, y un solo hilo conductor: hacer de cada plato una historia que merece ser contada.
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