Ubicado en la planta baja de una casona de la colonia Roma, Sarde es un restaurante que ofrece una propuesta centrada en el producto del mar mexicano. Bajo la dirección de Enrique Lascurain, con Jacob Harth como Chef creativo y Brian Alba como chef de cuisine, el espacio busca ofrecer una experiencia enfocada en el sabor, el producto y la conversación.
Desde que entramos al lugar notamos la arquitectura y el diseño de los espacios, estos se sienten cómodos y sobrios. Adornados de madera y concreto, con luminarias dirigidas no solo para poner una ambientación relajada, si no para destacar los platillos en el centro de la mesa, porque sí, si algo nos pareció espectacular de Sarde es compartir los deliciosos platillos presentados por su cocina, resultando en un lugar donde se propician las conversaciones íntimas.

Comenzamos la velada con una pequeña degustación de la sección de crudos y conchas. Los ostiones y almejas son frescas, intensas, y acompañados de una salsas presentadas en pipetas que le dan un toque que no te puedes perder. Luego, uno de los platos más destacados: kampachi con rábano sandía, una hueva que aporta salinidad, toronja que equilibra con acidez y dulzor, en este plato nada sobresale, pero todo convive para exaltar cada uno de los ingredientes.

El carpaccio de atún para nosotros fue el must-have de la noche, tiene una textura delicada, un corte delgado, bien ejecutado. El tonnato, reinterpretado con una mezcla de mayonesa y crema de bacalao negro, complementa de manera perfecta el carpaccio dejando un sabor increíblemente placentero en el paladar.

Uno de los platos fuertes que vale la pena mencionar es el pappardelle una pasta casera de crema acompañada de balsámico, la cual desde el momento que llegó a la mesa nos dió una prueba de lo que se avecinaba a través del olfato, de verdad imperdible. La acidez y dulzor del vinagre le dan al plato una profundidad inesperada, logrando un balance entre lo reconfortante y lo técnico. Continuamos con el segundo plato fuerte, un huachinango de Ensenada en salsa holandesa el cual estaba cocido a la perfección.Durante la cena, el pan de masa madre con manzana fermentada aparece como un acompañamiento más que digno. No es un extra, es parte del menú. Tiene cuerpo, sabor y acompaña sin robar protagonismo.

Para el postre nos trasladamos a el piso de arriba de la casona, donde se encuentra el hermano de Sarde, Petra Bar, ahí degustamos el mousse de mango con pan de guayaba, fresco, ligeramente ácido, con una textura aireada que se agradece después de una cena de sabores marcados.

Sarde es ideal para cenas tranquilas, para celebrar sin escándalo, para convivir con pareja o amigos, para conversar de eventualidades hasta los temas más íntimos, para degustar de la gastronomía con productos nacionales, para sentir las texturas y los sabores, todo esto convierten a Sarde en uno de los mejores lugares para cenar en la Ciudad de México.

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