Cuando de moda, belleza y lujo se trata, cada tanto el discurso respecto a la responsabilidad ambiental continúa dividiendo opiniones, pues aunque claro que queremos apoyar al entorno, el consumismo masivo y la explotación de recursos continúan a la alza.
Sin embargo, es imperativo mantener el diálogo e invitar a todos a la conversación y reflexión sobre aquellos pequeños cambios que podemos realizar en pro del mundo en el que vivimos.

Una clase de diamantes
Recientemente tuve la oportunidad de visitar Didiamant, una boutique ubicada en Arcos Bosques, Ciudad de México, en donde además de conocer la gran variedad de piedras preciosas y diamantes con los que trabajan, así como los diversos cortes, quilates, colores y claridad de los mismos, pude conocer también su propuesta respecto a los diamantes de laboratorio. Y aunque este espacio está enfocado en los diamantes “naturales”, me sorprendió bastante descubrir que su discurso se amplía para traer a la conversación a los otros.
Y yo sé que el sueño de muchos es tener en la mano un diamante deslumbrante, de varios quilates y con una claridad impresionante, pero ¿qué pasa si les digo que todo eso también es posible con un diamante que fue formado en el laboratorio?
La realidad de los diamantes de laboratorio
Lo cierto es que luego de hablar con un experto certificado e investigar un poco más al respecto, resulta que los diamantes de laboratorio están conformados en un 99% de carbono, al igual que los diamantes “naturales”, entonces ¿qué los hace diferentes? La principal diferencia es que en lugar de explotar las minas en búsqueda de estas piedras preciosas, los diamantes de laboratorio pueden formarse -con el mismo carbono- en cuestión de días al interior de un espacio controlado y sin dañar al entorno. He ahí el reconocimiento de los mismos como joyas “cruelty-free” o “eco-friendly”.
No obstante, al ser un diamante formado por carbono, tanto el color, como la claridad resultan una moneda al aire, pues resulta que aunque son formados en un laboratorio, el carbono reacciona de forma natural al entorno y forma un diamante en total libertad. Así que sí, podemos decir que los diamantes de laboratorio también son naturales.
Las ventajas de los diamantes de laboratorio
La principal ventaja, y hay que decirlo, es el precio, pues un diamante de laboratorio puede estar muy por debajo del valor de un diamante de mina. Además, recordemos que al apostar por uno como estos, estaríamos consumiendo un dimanate cruelty-free y eco-friendly. Finalmente, los diamantes de este tipo, también cuentan con una certificación que los avala.
Claro está, no decimos que sea hoy la única opción o que los diamantes de minas pierdan su valor, sino todo lo contrario, pues siguen siendo piedras preciosas que su valor es único, sin embargo, debemos reconocer que hoy día y frente a un panorama en el que la sostenibilidad y toda acción que podamos realizar en pro del medio ambiente deben ser nuestra prioridad, un diamante de laboratorio no suena nada mal.
Para saber más acerca de las muchas cualidades, características y valor de los diamantes tanto naturales o de laboratorio, te invitamos a conocer Didiamant, un espacio especializado en estas joyas.
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