Tell Me Lies es una serie de Hulu creada en 2022 por Meaghan Oppenheimer y basada en la novela de Carola Lovering. El propósito de esta historia es recordarnos que el amor, especialmente en sus primeras formas, puede ser tan destructivo como adictivo.
Ambientada en una universidad ficticia, Baird College, la serie sigue la evolución emocional de Lucy Albright (Grace Van Patten) y Stephen DeMarco (Jackson White), dos estudiantes que se embarcan en una relación pasional, tóxica, obsesiva y, sobre todo, peligrosamente realista.
Lo primero que pensé al empezar a verla fue en la película After. Esa sensación cuando ella entra a la universidad, creyendo que va a encontrarse a sí misma, y en lugar de eso se encuentra con alguien que la consume. Ese primer amor universitario que se siente más real, más poderoso, más adictivo que cualquier otra cosa. Pero a diferencia de After, acá no hay romanticismo cliché ni finales felices. Tell Me Lies te expone.

Lucy y Stephen
La historia sigue a Lucy, una chica que llega a la universidad cargando con una herida— o varias— que no sabe nombrar. Hasta que aparece Stephen. Un joven, un poco más grande que ella, con una sonrisa que seduce y manipula al mismo tiempo. Un narcisista que juega con las emociones como si fueran piezas de ajedrez. Alguien que huele tus inseguridades y las usa para mantenerte cerca. Y Lucy cae. Como muchas hemos caído. No por ingenuas, sino por rotas.

No es que no se dé cuenta de lo que está pasando. Porque, inteligente, es. Lo sabe. Pero a veces el amor duele más cuando te das cuenta de que lo que sientes no es amor. Es necesidad. Adicción emocional. Y ahí es donde Tell Me Lies da en el blanco y la convierte en una historia mucho más compleja de lo que esperabas. Por que no es la típica historia de amor idealizada. Es una historia sobre una relación que no solo no funciona, sino que te destruye mientras haces todo por sostenerla.

Estética, ritmo y atmósfera
Visualmente, la serie tiene una paleta nostálgica, colores fríos. La música juega un papel importante, con una selección curada de canciones early 2010s (ya que la historia se sitúa en 2007, pero se mueve entre el pasado y el presente). Esta atmósfera contribuye a la sensación de que estamos reviviendo recuerdos personales.
Por momentos, el ritmo puede sentirse lento, pero es justamente esa lentitud lo que permite que la toxicidad florezca en pantalla. Lo que vemos es una cotidianidad emocionalmente peligrosa, y eso la hace mucho más inquietante.

Serie reflexiva
No es una serie cómoda. Te toca lugares que no sabías que tenías adentro. Hay capítulos en los que querrás gritarle a Lucy que se largue, y otros en los que entenderás por qué se queda. Porque todos, en algún punto, hemos confundido el amor con la validación. Porque a veces es más fácil quedarte con lo que conoces (aunque duela), que enfrentarte al vacío.
Todo, desde la dirección, la música, los silencios, las actuaciones están pensadas para hacerte recordar. Para dejarte con ese sabor de boca de “yo estuve ahí”. O simplemente te hacen reflexionar sobre si te encuentras ahí en este momento. En una relación donde diste más de lo que recibiste. Donde te perdiste por alguien que ni siquiera se encontraba a sí mismo.

¿Por qué está pegando tanto?
La serie está teniendo tanto éxito por que habla de lo que no se habla: de las dinámicas que normalizamos cuando nadie nos enseña a amar bien. Y de cómo a veces nuestro peor enemigo no es la otra persona, sino la versión nuestra que no sabe irse.

Además, no cae en el drama exagerado. Lo que te duele de esta historia es lo real. Las miradas evitadas. Los mensajes que no llegan. Las palabras que se dicen para manipular, no para cuidar. Y sí, en algún punto de la serie te va a hervir la sangre del coraje. Prepárate.

Personajes secundarios
La historia de Lucy y Stephen es inquietante, pero no acaba ahí. Lo que me encanta es que los personajes secundarios no son relleno: todos cargan con sus propias heridas, secretos, contradicciones. Desde Bree, que lucha por entender quién es fuera de las expectativas ajenas, hasta Pippa, atrapada entre la lealtad y el miedo a quedarse sola. Cada uno vive su propio caos. Todos están un poco rotos. Y eso la hace profundamente honesta. Es lo que sucede en la vida real.

Te va a hacer muchas preguntas
Tell Me Lies no es para que salgas con una lección. Es para que te mires. Para que reconozcas patrones. Para que tal vez, la próxima vez que alguien te haga sentir que tienes que luchar para que te quieran… te acuerdes de Lucy. Te acuerdes de ti.
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