Una promesa cumplida en forma de libro
Patti Smith no escribió Just Kids para llorar la ausencia de Robert Mapplethorpe, sino para cumplir una promesa. En el lecho de muerte de su amigo —amante, cómplice, espejo—, le aseguró que algún día contaría su historia. El resultado, publicado en 2010, es un memoir que es como un poema largo, pues Patti tiene un talento nato para escribir, donde cada página es un reflejo muy honesto sobre su vida, su juventud, en donde habla sobre la precariedad y el hambre de crear.

La historia sagrada de Patti y Robert
Este memoir nos transporta a finales de los sesenta, cuando Patti llega a Nueva York con poco más que un bolso, un libro y una convicción: que el arte debía ser su destino. Ahí conoce a Robert, un joven con la misma urgencia y amor por crear. Viven como artistas antes de serlo —rentando cuartos, comiendo lo que iban pudiendo y teniendo sueños que parecían imposibles—. La ciudad es dura, pero parte del encanto es que también es un escenario: calles plagadas de poetas, pintores, músicos y figuras que más tarde serían mitos. Andy Warhol, Allen Ginsberg, Janis Joplin… todos aparecen como personajes de un sueño… y claro que lo eran.

Just Kids es, en esencia, una carta de amor. No solo a Robert, sino al instante fugaz en que dos personas encuentran en el otro el coraje para ser. Patti describe con ternura y cariño los días en el Chelsea Hotel, las tardes infinitas en librerías y museos, y las noches en las que soñaban con un futuro que aún no tenía forma. El vínculo entre los dos va más allá de las categorías de pareja, amigo o familia; es más profundo, casi sagrado. Y eso, en esta vida, es extremadamente difícil de encontrar.

El libro te hace reflexionar sobre tu propia juventud y sobre cómo cada momento es irrepetible: cada experiencia, cada persona que cruza tu camino, cada decisión que tomas—y también las que no tomas— dibuja versiones alternas de tu vida, recordándote que incluso lo que no ocurrió también moldea tu historia.
Nueva York como un personaje más
Más allá de la anécdota personal, el libro captura un retrato irrepetible de Nueva York antes de la gentrificación y las redes sociales, cuando ser joven y pobre era casi un requisito para ser artista, y donde el fracaso era parte del entrenamiento.
Patti Smith, a mi parecer, es una artista real, de esas que ya no hay. Escribe con la honestidad de quien no teme mostrarse vulnerable, y con la mirada de quien sabe que algunas historias no se escriben para cerrar heridas, sino para mantenerlas abiertas, como recordatorios vivos de lo que nos hizo ser quienes somos.

¿Cuándo leerlo?
Just Kids es un libro que te recomiendo leer cuando estés por terminar una nueva etapa en tu vida y otra esté por comenzar. Es un recordatorio tangible de que la inspiración puede encontrarte en los lugares más inesperados y que siempre hay belleza en los comienzos inciertos.
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