Carín León es uno de sus ejemplos de perseverancia y lealtad de los que me gusta hablar. De esos cuyo éxito parece que le llegó volviéndose viral con un video en Tik Tok, pero que en realidad empezó hace 20 años.
Por ello no perdí la oportunidad de viajar a Hermosillo, de donde es originario, y en donde tiene su casa. A diferencia de la aridez del clima que existe en la ciudad, la calidez del cantante es especialmente digna de destacar. “Lo que nos encanta a los sonorenses es hostear a la gente”, dice sonriendo sobre el porqué hacer la entrevista aquí.
Carín, de 35 años, es todo lo que se podría esperar de un sonorense: un norteño muy norteño, sencillo y con los pies en la tierra. Por eso no tiene reparo en decirme que detrás de cada artista hay un humano. “Cuando te das cuenta de eso, cambia todo. Los ves glamurosos en las revistas, pero hay muchos que no la están pasando bien”, dice.

Ahí, en Hermosillo, donde le dicen Óscar o Armando, pues me confiesa que solo la gente de la industria le dice Carín, me queda claro el porqué no es solo un intérprete, sino un contador de historias. La suya y la del regional mexicano, un género cuyo crecimiento y expansión en los últimos cinco años ha sido impresionante. Tan solo en Estados Unidos fue el género con el mayor crecimiento en 2023, alcanzando más de 21 mil 900 millones de streams en plataformas como Apple Music y Spotify. En esta última plataforma, Carín cuenta con poco más de 30 millones de oyentes mensuales.
Su más reciente proyecto, Palabra de To’s, promete ser parte de esa expansión del regional mexicano. Este, llamado así por un juego de palabras que aluden al sonido disruptivo que provoca la tos, es un homenaje a los compositores mexicanos y una verdadera muestra del amor y el respeto que siente Carín por ellos.
“Este disco salió de un ejercicio de composición para el que nos trajimos y reunimos en Sonora a los mejores compositores de México. Hicimos varios grupos de cuatro o cinco en cada cuarto de un hotel de aquí y la dinámica involucraba que se fueran cambiando de cuarto. La pasamos muy bien componiendo, teníamos ahí una especie de estudio”, me explica.
De ese ejercicio, en el que participaron 28 de los mejores compositores musicales del país, salieron cerca de 70 canciones, de las cuales se incluyen 16 en el álbum. “Quería
hacer un disco donde la palabra y los compositores fueran los protagonistas, de tratar de incomodar a la gente, y explorar el regional desde una óptica distinta”, me dice.
Es esa palabra clave, el incomodar, lo que lo ha convertido en ese fenómeno que hoy conocemos. Por ello su ascenso en la música nacional ha sido imparable, por esa capacidad para romper moldes y redefinir un género que, aunque anclado en la tradición, ha encontrado en él una voz fresca y sin miedo.

Cuando se convirtió en meme tras aquella famosa presentación en 2023 en el programa de Jimmy Fallon, en el que torcía la boca de lado para conseguir otro sonido, no solo no le importó, sino que de ahí nació la idea de Bocachueca (Vol. 1), su penúltimo álbum. “El reto más grande de esta carrera es llegar al punto en el que dejas de querer pertenecer a algo. No puedes compararte con nadie. Entre más único seas, mejor”, sentencia.
Esto va muy de la mano con su renuencia a encasillarse, misma que destaca en nuestra plática. “Más que inventar algo novedoso, lo que hago es una música influenciada por muchos géneros. Lo único que nos hace a los mexicanos realmente distintos es nuestra manera de contar las cosas”, dice el cantante en cuya música es fácil identificar influencias que van desde la salsa hasta el country.
Además, en otra muestra de ese respeto que tiene hacia los compositores, en la portada del disco, el artista ganador del Latin Grammy al mejor álbum de música contemporánea mexicana, en 2024, aparece sentado junto a los autores que reunió en su ciudad. “El objetivo era poner en un lugar principal a los culpables de todo lo que pasa con la música, que son los compositores, a los que no siempre se les da el protagonismo”, me explica.
Le pregunto, por último, por su familia, y parece que toqué su tema favorito. Él es el primero en dedicarse a la música, aunque no es el único que canta bien. “Son muy melómanos. Mi papá toca la guitarra leve y cantaba algo, pero mi abuelo sí cantaba muy bien, así como otros miembros de mi familia”, me dice.

Y es que cuando Óscar Armando Díaz de León piensa en la satisfacción de su carrera, piensa en ellos. “La satisfacción más grande ha sido el ver a mi familia tranquila. El poder sacar de trabajar a mis papás y el ver que mis hijos tienen una vida muy buena”, dice.
Carin León es un fenómeno porque ha sabido construir su carrera bajo sus propias reglas. No busca encajar, sino trascender. Su música es un testimonio de que el regional mexicano no es solo un género, sino una identidad que, en su voz, encuentra nuevas formas de existir y resonar en el mundo.
Deja un comentario