“Ser dueño del cielo es darte cuenta que incluso cuando crees no tener nada existe la fe en reencontrarse y reconstruirse. Es tener resiliencia y saber que si tienes fe el alma no va a morir”, me cuenta Humbe con una gran sonrisa al platicar acerca de Dueño del Cielo, su nuevo material discográfico que hoy sale a la luz.
Vivir tranquilo es un privilegio y gracias a ello puedo escribir canciones como las que estoy haciendo”.
Fue hace casi cinco años cuando durante la promoción de Aurora, su segundo álbum lo conocí y entrevisté por primera vez. Desde entonces, su pasión, visión y amor me cautivo. Hoy, verlo crecer frente a los ojos del mundo entero me da mucho gusto, pues como dijo Gandhi alguna vez: “uno obtiene aquello para lo que se hace digno” y vaya que Humbe es digno de ser escuchado por muchos, tanto como es digno de cada escenario y del cielo mismo.
No obstante, me confiesa que mucho ha cambiado desde entonces. “Todo cambia a diario y aunque no queramos, de ello va este disco. Y aunque a veces cuesta, y yo por ejemplo me estreso demasiado, este disco es una forma de decirme que ese cambio es necesario y es para bien”.
El costo de la nueva vida es la vieja. Tenemos que aprender a soltar”.
Al respecto de Dueño del Cielo, su nuevo material discográfico que a partir de hoy, 6 de diciembre estoy seguro que sonará por todo lo alto, Humbe me cuenta: “Es lo más hermoso, personal y humano que he hecho en toda mi carrera. Es un proyecto muy ambicioso, pero por sobre todas las cosas es muy hermoso y confío en que va a ayudar a muchas personas a sentir muchas cosas”. Asimismo y de la mano de su nuevo disco, podemos ser testigos que una vez más, su familia continúa siendo un motor e inspiración para crear nueva música. “Mi proyecto gira alrededor de mi familia. El director de mis videos es mi hermano y trabajo de la mano con mi mamá y mi papá. Y no solo porque sí sino porque creemos en el proyecto, estamos enamorados del mismo y somos defensores de esta música que sentimos que debe llegar a más corazones”. Bajo esta premisa, nos confiesa porqué es que constantemente hay canciones dedicadas a sus padres y familiares: “Mis papás fueron mi primer amor, son ellos con quienes conocí ese sentimiento y se me haría mala onda no escribirles canciones. Ellos son mi inspiración y aunque en ocasiones escribo canciones sin querer que sean para ellos y terminan siendo por y para ellos por el amor que les tengo”.
Sin embargo y más allá de aquel gran amor que tiene por sus seres queridos, nos confiesa que para este disco tuvo que alejarse de su casa (en un sentido meramente material) para poder terminarlo. “Con este álbum sentí la necesidad de separarme de mi casa para hacer música que nunca antes había hecho. Por ello y para terminarlo nos fuimos a Islandia y fue genuinamente de las mejores experiencias de mi vida. Y es que entendí la importancia y necesidad de separarme de todo lo material para poder crear”.
El arte es la cura para el alma”.
Finalmente, nos comparte que el amor es su mayor motor para crear su arte. “El amor es mi gasolina y el motor de mi proyecto. Y hablo del amor en todas sus presentaciones: el amor tóxico, divino, de confusión, de locura. Es saber vivirlo a cada segundo. Incluso cuando creemos no encontrar el amor, basta con buscarlo al interior de nosotros mismos para sentirlo. Tú tienes que amarte con la misma fuerza que esperas que te amen”.
