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“Siempre quise tener una taquería”

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Tomás Bermúdez presenta Taquería La Estrella: un homenaje al norte y a la nostalgia.  

““Esto es taco, taco, taco. Deep taco. Sin pretensión. Lo importante es que esté bien hecho. Que tenga sabor, técnica y alma”, comenta Tomás.

Después de posicionar a La Docena como uno de los templos del marisco en México, el chef Tomás Bermúdez regresa a sus raíces con un proyecto que llevaba años soñando: Taquería La Estrella, un espacio dedicado a los tacos de carne asada al estilo norteño que acaba de abrir en la colonia Juárez. “Siempre había querido tener una taquería, toda la vida. Es una idea que me acompaña desde que era niño, desde que compartía tacos con mi papá en Durango”, dice. (esto es el copy de instagram tambien)

La Estrella es una taquería de nostalgia. “Esos bocados me traen recuerdos de mi infancia y juventud, del sabor norteño, de compartir con mi familia. Es también una forma de mostrar otro tipo de taco, uno que no siempre se ve en la ciudad. Aquí no hay trompos ni fritangas, sino carne de calidad, tortilla recién hecha y técnica”, afirma con orgullo.

Back to roots

Tomás no está solo. El proyecto nació de una charla con Jorge Echenique ( socio de Supra, Toledo Rooftop) durante una cena organizada por Cuervo para agradecer a la comunidad gastronómica. “Le conté que tenía años buscando el local ideal para mi taquería y me dijo: ‘Lo tengo’. Al día siguiente lo vimos y ahí mismo cerramos el trato. Todo fluyó rapidísimo.”

Más allá del menú, Taquería La Estrella está pensada como un proyecto con alma. El arte y la estética corren a cargo de Eduardo Saravia, artista visual y ahora también socio. “Le propuse intervenir el espacio, pero también que se sumara como parte del concepto. Su visión y su estilo se integraba perfecto con lo que yo imaginaba. No quería que viniera a colgar cuadros. Quería que fuera parte de esto”.

El nombre, por cierto, tiene un guiño retro: “La estrella, el lucero, el buen gusto por los nombres de antes. Me gustaría que fuera un proyecto generacional, que los papás traigan a sus hijos, y que esos hijos vuelvan un día diciendo: ‘Aquí me traía mi papá’”.

Tacos con memoria

En Taquería La Estrella todo gira en torno al asado: carne asada, costilla, molleja, chorizo, peinecillo. También hay opciones vegetarianas como chile pasado y champiñones. “Los tacos son de dos mordidas, bien armados, con tortillas hechas al momento. El maíz lo estamos trabajando con Maisajo, y es maíz blanco, como en el norte. Todo está pensado desde la raíz”.

El queso también viene de Durango y es producido especialmente para el lugar. Hay quesadillas, tacos con queso, vampiros, asaderos hundidos. Todo puede pedirse en tortilla de maíz o de harina. ¿Qué recomienda Tomás para empezar? “Primero, tortilla de maíz con asada y molleja. Luego, ya si quieres, la harina. Pero hay que empezar por ahí”.

La autenticidad como bandera

En un mundo donde la sofisticación culinaria a veces parece alejarse de lo esencial, Tomás prefiere volver a lo básico. “Yo trabajé en restaurantes con estrellas Michelin, con técnicas complejas, pero lo que me gusta —lo que me alimentó de niño— fue el guisado de calabacitas con tomate, el chile relleno. Esa comida que tiene memoria”.

Aunque asegura que hay lugar para todos los tipos de taco —desde los de cinco pesos hasta los de trufa negra—, su enfoque en La Estrella es claro: “Esto es taco, taco, taco. Deep taco. Sin pretensión. Lo importante es que esté bien hecho. Que tenga sabor, técnica y alma”.

Y sí, hay mezcal, tequila, cerveza de cuartito y cocteles sencillos, “para que sepan más ricos”. El ambiente es desenfadado, informal, de confianza. “Queremos que la gente venga a disfrutar. Que se sienta en una taquería real. El gran reto es ganarnos la confianza de la gente, que regresen, que nos recuerden”.

Los horarios también reflejan ese espíritu: de domingo a miércoles, de 1 p. m. a 1 a. m.; de jueves a sábado, hasta las 4 de la mañana. “Queremos que puedas salir del antro y decir: ‘Tengo hambre, quiero un taco rico’ y que aquí te estemos esperando”, dice entre risas.

Aunque aún no tiene planes inmediatos de expansión, no descarta que crezca: “Primero quiero que funcione este. Pero claro que me gustaría llegar a más lugares. Eso sí, sin aborazarnos”.

La mayor satisfacción de abrir por fin su propia taquería es simple: “Poder comer los tacos que más aprecio en la ciudad”. El mayor reto: “Dar un gran producto sin sacrificar calidad. Y que la gente lo sienta, que se lo lleve como recuerdo”.

Para Tomás Bermúdez, la estrella está justo ahí: en la carne asada, en la tortilla recién hecha, en el recuerdo de los tacos con su papá. En hacer de cada mordida un momento que se queda.

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