En una época donde las promesas de “natural” y “orgánico” abundan, pocas marcas logran sostener esos valores desde la raíz, de forma auténtica y profunda. Remedios del Bosque es una de ellas. Fundada por María Violante, este proyecto nace del encuentro entre la herbolaria ancestral, la ciencia botánica y una visión empresarial regenerativa.
Más que una marca de skin care, Remedios del Bosque es una propuesta de vida, un recordatorio de que sanar el cuerpo también implica sanar la tierra; que la belleza puede construirse sin extractivismo; y que volver a lo esencial no es retroceder, sino encontrar nuevas formas de avanzar.

¿Qué es Remedios del Bosque?
Remedios del Bosque nace de la necesidad de generar salud en muchas dimensiones: salud para las personas, para la tierra, para las plantas,incluso para las generaciones que aún no han nacido. Muchas veces vivimos pensando solo en el presente, en quienes estamos aquí y ahora. Pero eso es parte del problema, hemos perdido la capacidad de pensar en los que vienen después. Y eso nos ha llevado a la crisis climática en la que vivimos.
Remedios del Bosque quiere ser un ejemplo de cómo se pueden hacer negocios de forma distinta, desde un lugar mucho más consciente. Por supuesto, buscamos crear el mejor desodorante, el mejor producto de skin care, porque necesitamos productos que sean buenos para nosotros, pero también buenos para el planeta.
Para lograrlo, primero sembramos la tierra, después las plantas, y a partir de ahí producimos las materias primas con las que creamos nuestros productos. Todo con trazabilidad, limpieza y propósito. Yo lo llamo una empresa regenerativa, y es un concepto que me encanta, regenerar significa dar más de lo que tomas. Necesitamos más empresas que regeneren, no que solo extraigan.
¿De dónde nace el nombre Remedios del Bosque y qué significa para ti?
Viví seis años en la Sierra Sur de Oaxaca, en una comunidad zapoteca. Iba solo por un año y me quedé porque me fascinó la posibilidad de generar vínculos sociales reales, desde otro lugar, sin esta lógica colonizadora de “yo sé lo que ustedes necesitan”.
Empecé a sembrar con las mujeres, a crear productos con ellas, a observar sus necesidades. Ahí, trabajando con plantas, la gente me empezó a llamar “la señora de los remedios”. Llegaban a buscarme a una loma. Me encantaba la palabra remedios, fonéticamente y en su significado: remediar lo que hemos dañado, sanar la salud, las relaciones, los pensamientos. Y del bosque porque el bosque donde vivíamos me parecía sagrado. El nombre une todo eso: curación, naturaleza, sabiduría ancestral.
También quería devolverle a la herbolaria ese valor que ha perdido. No verla como “medicina del mercado”, de baja calidad, sino como un saber fino, con trazabilidad, con historia, con dignidad. Remedios del Bosque busca eso, revalorar lo ancestral y darle un lugar de calidad.
¿Dirías que la inspiración vino de vivir en comunidad?
Totalmente. La experiencia de vivir ahí me hizo entender que había mucho por compartir con el mundo. Que detrás de cada producto que usamos todos los días, hay historias, recursos, procesos y que es importante reconectarnos con todo eso. También fue un regreso a la ancestralidad, a los saberes que nuestros abuelos tenían, y que muchas veces olvidamos por el ritmo industrializado en el que vivimos.
¿Y por qué decidiste enfocarte en el skin care?
Yo empecé haciendo herbolaria básica: jarabes, desodorantes, repelentes,productos cotidianos. Siempre pensé que lo que usamos todos los días tenía que ser natural. ¿Cómo es posible que estemos usando desodorantes que pueden provocar cáncer?
Luego, comenzaron a pedirme cremas para arrugas, cosas más especializadas. Ahí me di cuenta de que podía hacer skin care sin dejar de lado mis principios. Tal vez no era lo que yo me había imaginado en un inicio, pero entendí que era una línea que podía sostener el proyecto entero. Me metí a estudiar formulación en una escuela británica especializada en cosmética natural. Aprendí todo de cero, de forma científica, y me rodeé de dermatólogos y cosmetólogas que confiaron en el proyecto.
¿Cuál fue uno de los mayores retos al iniciar?
Uno de los más grandes fue lograr que los laboratorios confiaran en que el skin care natural sí funciona. Muchos químicos me decían que tenía que usar conservadores agresivos, parabenos, sulfatos y yo me negaba. Fueron casi tres años de búsqueda hasta que encontré a quienes confiaron en mis fórmulas y me ayudaron a mejorarlas sin salirse de lo natural.
Otro reto fue ser tomada en serio. Era joven, mujer, sin un laboratorio propio, hablando de herbolaria. No fue fácil que me escucharan. Pero con constancia, lo logré.

¿Cómo describirías la misión y visión del proyecto?
La misión es ofrecer productos de cuidado personal que sean buenos para el cuerpo y para la tierra. Y demostrar que es posible hacerlo bien, sin comprometer la calidad ni el impacto ambiental. También es invitar al consumidor a ejercer su poder, si te gusta una marca, pregúntale cómo está regenerando el planeta, qué impacto social tiene.
La visión es ser un ejemplo de que hay otra forma de hacer negocios. Más consciente, más regenerativa, más conectada con la tierra y con un porqué real. Que inspire a otras marcas y emprendedores a ir por ese camino.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que has recibido?
Que crea en mis sueños. Suena cliché, pero es real. Aprender a confiar en mí, incluso cuando parecía que nadie más lo hacía. Tal vez no toda la gente crea en tu proyecto, pero si encuentras a dos personas que sí, eso es suficiente para empezar.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiere reconectar con la naturaleza, pero no sabe por dónde empezar?
Aprender a observar. Observar la naturaleza es el primer paso. Si puedes mirar un árbol, un pájaro, una planta durante 10 minutos sin distracciones, algo empieza a cambiar. Cuando observas, comprendes. Y al comprender, empiezas a reconectar.
¿Qué has aprendido como emprendedora?
Que hay que leer bien los contratos, pero también saber que no estás sola. Emprender puede sentirse muy solitario, así que rodearte de gente con experiencia, pedir consejos, y tomar decisiones en conjunto, es clave. Me ha dado fuerza para crecer, levantar capital y seguir creyendo en lo que hago.
¿Qué es lo que más disfrutas de Remedios del Bosque?
Que la gente ve que no es solo un producto de skin care. Que hay un ecosistema detrás, una historia, una filosofía. Me gusta pensar que este es el futuro de los negocios, proyectos con propósito, con porqués sólidos, que no se tratan solo de vender, sino de aportar. Eso es lo que más disfruto, que la esencia de Remedios se percibe.
¿Qué sueñas para Remedios del Bosque?
Antes hubiera dicho ser más grande y vender más, pero hoy creo que el éxito tiene muchas formas. Para mí, crecer significa poder inspirar a más personas. Ya sea a través de los productos, de los cursos o del ejemplo. Quiero que Remedios llegue a más lugares donde se necesite reconectar con la tierra, donde se valoren los saberes ancestrales, donde haga falta esperanza. Ese es el camino que me emociona seguir.
Deja un comentario