De Francisco en Las chicas del cable a Julio en El Gran Hotel, Yon González comparte cómo prepara cada personaje, su conexión con el equipo y su evolución como actor, explorando incluso los lados más oscuros de la actuación.

Su carrera comenzó hace 19 años, y no tardamos en enamorarnos de él. Hoy, Yon González es una de las caras más reconocidas del cine español, y el actor que da vida a algunos de los personajes más memorables de nuestras series favoritas. Hablamos con él sobre su trayectoria, la intensidad detrás de Momento morí, y esos papeles que lo convirtieron en un ícono —como Francisco en Las chicas del cable o Julio en El Gran Hotel— y su participación en proyectos recientes, como Velvet: El nuevo imperio.
“Actuar no deja de ser un oficio en donde es aprender constantemente”
Para Yon, la clave está en la evolución. “Actuar no deja de ser un oficio que se trata de aprender constantemente, donde trabajamos con las emociones. La edad y vivir la vida te ayudan a poder preparar mejor los personajes”, nos cuenta el actor. “Lo que más me gusta de mi trabajo es encerrarme y preparar a los personajes: cómo se mueven, desde dónde miran, cómo vibran”, afirma con esa pasión que lo caracteriza.
Cada serie, cada personaje, ha sido una oportunidad para descubrir algo nuevo. “Mi carrera ha sido un trabajo en progreso y cada serie y cada personaje me ha hecho aprender cosas distintas. Como las personas en el mundo, cada personaje es distinto”, explica Yon.
La conexión con los personajes
Cuando le preguntamos por su personaje favorito, su respuesta no es unánime. “No podría elegir solo uno. Con todas las series que he hecho, siempre he tenido la suerte de tener escenas distintas en los guiones que me lleven al tope y me hagan explorar hasta dónde puedo llegar. Aunque Momento morí fue físicamente exigente, llevar el cuerpo al límite y descubrir hasta dónde puedo dar mi máximo fue una experiencia única”, cuenta. “Me pasaron tantas cosas por darlo todo, pero cuando estás en esa línea de conexión con el personaje es superbonito porque todo avanza.”

La importancia del equipo
Uno de los aspectos que Yon más valora es la relación con su equipo. “Lo más importante es llevarse bien con tu equipo. Hablar con un director y sentir que realmente conectas, que no te sientes solo, es esencial”, afirma. “He tenido proyectos donde no hubo esa complicidad, y ahí es cuando uno se siente perdido. Pero cuando hay un entendimiento, cuando hay buena comunicación, todo avanza.”
El set como lugar de descubrimiento
A lo largo de los años, Yon ha acumulado innumerables anécdotas en los sets, pero si algo define su manera de trabajar es esa búsqueda por llevarse al límite. “Lo que más me gusta es ponerme al límite y descubrir todo lo que nunca había sentido antes”, confiesa. Recuerda una escena de Momento morí en la que debía cantar una canción que había interpretado mil veces en casa, pero esa vez, frente a la cámara, algo cambió. “La vista se me fue a negro, y aunque fue cuestión de un segundo, sentí que me entregaba a una oscuridad total. Estaba mirando a cámara, pero realmente no estaba viendo nada.”
¿El bueno o el malo?
“Lo que me gusta son los proyectos con gente interesante, con la que conectes y con guiones bien escritos”, nos dice, sobre su preferencia entre ser el ‘bueno’ o el ‘malo’. “Al final, el malo siempre tiene más juego. El bueno es conocido, es el ético, el moral, pero el malo tiene la otra parte, la oscura. Todos tenemos nuestras oscuridades, y en la búsqueda de esa dualidad está la belleza.”



Momento morí: Un personaje del lado obscuro
Hablar de preparación para Yon es hablar de inmersión total. “La investigación para Momento morí fue una experiencia superbonita. Me encerré tres meses y medio en casa, de ocho a dieciséis horas al día, y me ponía la canción de Bravo que aparece en la serie. Mi personaje es un tipo obsesionado, y dije: ‘Voy a obsesionarme yo también.’” Esa entrega lo llevó a cruzar límites físicos y mentales. “Me sumergí tanto en ello que incluso cuando estaba cansado, seguía. Había momentos maravillosos de descubrir y de sentir miedo, pero luego me decía a mí mismo: ‘Continúa, no pares, ve a dónde llegas.’”
A lo largo de su carrera, Yon González ha sabido combinar popularidad y riesgo creativo. Desde proyectos que le dieron gran visibilidad hasta papeles que lo llevaron a explorar territorios desconocidos, su trayectoria siempre ha buscado desafiarse a sí mismo. Como él mismo reconoce: “Es cierto que series como Gran Hotel, mucho antes, o Las chicas del cable, que hice con Netflix, me dieron muchísima visibilidad. Pero Momento morí fue algo mucho más personal: una oportunidad para salirse del arquetipo del ‘bueno’, del ético y del moral, y adentrarse en territorios nuevos. Fue explorar universos que no tienen nada que ver con lo que había hecho antes. Me gustan los retos nuevos, sobre todo cuando están bien escritos”, confiesa. Porque, al final, para él no se trata solo de interpretar, sino de vivir y entender la oscuridad que también habita en los personajes.


El futuro y nuevos horizontes
Con cada personaje, Yon sigue buscando nuevos retos. “Al igual que las personas, no hay dos personajes que se parezcan. Aún me faltan millones por interpretar”, nos dice con una sonrisa que denota su pasión por lo que hace. Y este año, lo vimos dar el salto a Miami para Velvet: El nuevo imperio. “Aunque me hace mucha ilusión salir de España con proyectos distintos, Para mí, lo importante no es el lugar, sino el viaje y con quién lo hagas. Me encanta conocer gente y hacer equipo.”
Fotos: Instagram
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