Así es como se vivió una experiencia íntima en Los Cabos, donde cada tiempo del menú se acompañó con el maridaje de Dobel y la sofisticación de su edición 1975. Una noche creada para disfrutar lento, entre buena gastronomía, conversación y ese toque de elegancia que solo se vive con Maestro Dobel.











Deja un comentario