Antes que novia, Alejandra Capetillo fue musa. Y sus tres vestidos hablaron no solo de estilo, sino de identidad. El pasado 23 de mayo celebró su amor en la Hacienda de Zotoluca, un lugar lleno de historia y jardines infinitos que lo convirtió en el mejor setting para esta celebración.
Para sus tres looks nupciales, Alejandra confió en la diseñadora española Lorena Formoso, fundadora de una firma con sede en Madrid que se ha distinguido por su trabajo artesanal y atemporal. Lorena crea vestidos con alma: piezas que respetan la tradición pero hablan en presente. Su conexión con España y el especial cuidado que pone en integrar el legado personal de cada novia en cada diseño fueron fundamentales para este momento.
El look de la preboda
Antes del altar, el primer flechazo: el vestido Sira. Una pieza con historia propia que marcó el inicio del vínculo entre Alejandra y Lorena Formoso cuando la llevó por primera vez en su boda civil en España. Un diseño moderno que mezcla la arquitectura de un corte columna con la fluidez del satén y el destello inesperado de una capa de lentejuelas XL. Con un escote en ‘V’ alargado, se combinó con un lazo y moño en el hombro derecho, creando la dimensión perfecta para la ocasión. La novia eligió un peinado sencillo y elegante —una sleek high pony con ondas sutiles— terminando el look con unas sandalias nude para combinar con su makeup natural y mani-pedi en tonos blancos.
El vestido de la ceremonia- hecho de historia, hecho a la medida
Para el gran día, Alejandra eligió un diseño que mezcla la elegancia clásica con una silueta en total sintonía con el trend del momento: strapless con corte a la cadera y escote sweetheart, con un cuerpo encorsetado y en corte A. Un estilo que marcó su figura sin esfuerzo. Confeccionado en chantilly francés y seda natural con textura rústica, el vestido se completaba con una capa que hizo juego con el velo, sumando volumen en cada movimiento.
Something Borrowed.
El verdadero corazón del vestido fue la mantilla española de su abuela, cuidadosamente integrada al diseño. Un símbolo de legado, amor y raíces. El encaje con borde festoneado convirtió cada paso en un instante cinematográfico. Fue la cámara de AGBA Weddings —una narradora visual de emociones— la que capturó todo con una mirada editorial, femenina y profunda. Eternizando cada momento.
Party Dress
Para cerrar la celebración, un tercer acto: un vestido pensado para moverse, bailar, abrazar. Aunque fue más moderno, el diseño no perdió ni un gramo de intención. Aquí la novia se transformó en una musa ligera, con un vestido etéreo en transparencias, con cuello halter y detalles bordados que capturaban la luz en medio de la fiesta.
El maquillaje fue obra de Luis Torres, quien trabajó con productos de Sisley para lograr una piel luminosa y natural, fiel al estilo de la novia, un peinado de chongo sleek de media altura, dio protagonismo a los pendientes con caída recta de RABAT Jewels. La producción, a cargo del wedding planner Gutiérrez F. Studio, complementó el venue con las mesas llenas de elementos mexicanos incluyendo mazorcas, molcajetes y velas en tonos tierra para disfrutar los platillos espectaculares de Santi Palacio.
Más que una boda, fue una forma de contar una historia. Una que habla de moda, pero también de memoria, raíces y amor multicultural. La hija de Bibi Gaytán y Eduardo Capetillo no solo dijo “sí, quiero” al amor: también le dijo sí a la belleza que emociona, a lo hecho con alma, y a los detalles que, sin palabras, lo dicen todo.
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