Hoy en día, al hablar del cuidado del medio ambiente es inevitable traer a la conversación a la industria de la moda, pues resulta que esta es una gran responsable de grandes cantidades de desechos en el mundo entero.
El simple hecho de saber que anualmente se desechan más de 90 millones de toneladas de ropa resulta difícil de ignorar, más cuando vemos la cantidad de prendas y accesorios que empresas, principalmente enfocadas en fast fashion y ultra fast fashion producen día con día.
Asimismo, la fabricación de indumentaria genera un gasto de grandes cantidades de recursos no renovables, así como un fuerte impacto en la contaminación del agua y el aire.
Francia, en pro del medio ambiente
Ante la crisis ambiental y la necesidad de cambio, Francia se ha convertido en el primer país en regular el Ultra Fast Fashion, argumentando que la manera en la que se produce y consume esta industria está generando un impacto devastador para el medio ambiente. De esta manera, el pasado 19 de junio, con la mayoría de votos a favor de la reforma, el Senado francés aprobó su regularización, la cual contempla la rendición de cuentas por parte de grandes empresas en cuanto a su impacto ambiental se refiere y limitando su presencia en el mercado.
No obstante, la reforma ha dividido opiniones, ya que otras tantas marcas que impulsan y viven del Fast Fashion podrían no verse afectadas siendo que también afectan al ecosistema.
El impacto del fast fashion y ultra fast fashion en el medio ambiente
Entiendo el deseo de estar a la moda así como reconozco la necesidad de tener a la mano prendas y accesorios para toda ocasión, sin embargo, cuando te enteras que en Europa en promedio una persona compra una prenda cada cuatro días o que cerca del 30% de los mexicanos compran ropa al menos una vez al mes, podemos ser conscientes del impacto que es esta industria tiene en el medio ambiente. Peor aún, resulta que cerca del 70% de las prendas que se adquieren no se utilizan más de 10 veces, lo antes mencionado contemplando que muchas de estas prendas son de Fast Fashion o Ultra Fast Fashion, lo cual suele reducir su calidad, y su consumo se limita a un suceso específico como un evento especial.
Por lo antes mencionado es que celebro que Francia haya contemplado un cambio en la Reforma en cuanto a la producción y el consumo de esta industria, siendo que es el país que vio nacer a la Alta Costura y que a lo largo de la historia ha tenido grandes exponentes del mundo de la moda.
Moda y medio ambiente no son enemigos
Y es que esta industria no debería de estar peleada con el medio ambiente, no si la vemos como una necesidad básica, pues la indumentaria es imperativa para el ser humano, sin embargo, lo que no es inherente al mismo es su consumo excesivo. Más ahora que tenemos un amplio acceso a la información, que sabemos cómo reutilizar prendas, que conocemos diversas opciones para darle una segunda vida, o simplemente, cuando la tecnología ha promovido la facilidad de producción de prendas con fibras recicladas. Por ello reitero la premisa de que esta industria no debería de estar peleada con el medio ambiente.
Lo ocurrido en Francia deja al descubierto un gran problema del que todos somos parte, así como también marca un antecedente para que otros países del mundo también regulen su producción. Y ante todo, nos invita a abrir el diálogo y a ser más responsables del impacto que nuestro consumo tiene en el entorno. Si lo hemos hecho con otras tantas industrias como la de los plásticos, ¿por qué no promover el ser un poco más conscientes ante nuestro consumo de la moda?