Fluye, como el nombre lo dice, es el lugar donde sueltas todo, te recargas y te encuentras de verdad. Vienes a desconectar del mundo… para volver a conectar contigo.

Hace mucho tuve el placer de conocer a Lau Valdes gracias a una entrevista donde me contó cómo convirtió su pasión en un emprendimiento, hoy pude vivirlo en persona y realmente sentí la pasión que hay detrás de cada detalle dentro del retiro.
Esta experiencia llevada a cabo en Valle de Bravo, Casa Macondo, es llevada de la mano de Camila Araiza, Melu Picón y Lau. Con ayuda de Pia y Sarah, quienes nos dieron la mejor atención, comida única y autentica. Sun duda, hicieron que cada momento se sintiera como estar en casa.

Ellas transmiten su amor por lo que hacen y lo demuestran en cada momento, recuerdan que las cosas, si las haces con amor salen mucho mejor.
Todo comienza con una fogata, ese primer espacio donde realmente conectas con las personas sentadas a tu alrededor. Pasas de ser completos desconocidos a sentir que los conoces de toda la vida. Entre risas e historias, descubres a personas dedicadas, sensibles y abiertas a compartir. Es en ese círculo donde se empieza a construir la magia del retiro: vínculos que nacen, desde la autenticidad y la presencia.

Durante el retiro vivimos actividades que, de manera genuina, te invitan a desconectar del ruido para reconectar contigo mismo. Tuvimos una clase de pilates, hikes por la naturaleza, meditaciones guiadas, espacios de expresión artística, una ceremonia de cacao y mucho más.
Cada experiencia estaba pensada para llevarte hacia adentro, para recordarte lo que sientes, lo que necesitas y lo que a veces olvidas en la rutina.
Para que la experiencia fuera aún más especial, se sumaron varias marcas de emprendimiento mexicano que trabajan desde el corazón. Proyectos auténticos, hechos con intención, que aportaron detalles únicos y le dieron un significado más profundo a cada momento del retiro.
Desde un cacao único, libreta de journaling, spreads 100% naturales, colágeno, etc. Cada marca sumó su propia energía, haciendo que todo se sintiera más cercano, más humano y más nuestro.

Al final, un retiro como este no se trata solo de las actividades o los paisajes, sino de las personas que conoces. Pero más que nada, se trata de darte un espacio: espacio para pausar, para escucharte, para sentir, para reconectar con lo que de verdad importa.
Cuando te das permiso de fluir, de abrirte y de estar presente, descubres la versión más ligera, más auténtica y más tú. Porque al final, la vida no es tan en serio.
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