Culture Thursday es una nueva columna dedicada a compartir lo que está pasando en el mundo cultural: desde películas, series y libros, hasta recomendaciones personales. Es un espacio pensado para ti, escrito por alguien como tú, que disfruta descubrir y comentar lo que vale la pena ver, leer o escuchar cada semana.
Este jueves lo quiero empezar hablándote de una serie que me agarró completamente por sorpresa. ¿Conoces esa sensación de poner algo “por ver qué tal” y de pronto ya vas por el tercer capítulo, metida en el drama, los vestuarios, los acentos y las canciones? Bueno, eso me pasó con The Buccaneers.

Está en Apple TV y es, básicamente, lo que pasaría si Bridgerton tuviera un affair con la María Antonieta de Sofía Coppola. Hay corsets, castillos, un cast increíble— lowkey eso fue lo que me atrajo inicialmente a la serie— bailes de época… pero también música actual, una estética impecable y un grupo de jóvenes estadounidenses irrumpiendo en la sociedad británica con cero intención de comportarse como se espera de ellas.
La trama gira en torno a un grupo de mujeres— niñas— de Estados Unidos que viajan a Londres en busca de matrimonios aristocráticos (sí, esa era la jugada en el siglo XIX). Pero lo que me encanta es que, más allá del glamour y el chisme, es una serie sobre libertad, deseo y cómo romper con lo que se espera de ti. Y eso se siente MUY actual.

La historia está basada en la novela inacabada de Edith Wharton, escritora neoyorquina que conocía muy bien la alta sociedad estadounidense. Aunque murió antes de terminar The Buccaneers, dejó notas que más tarde fueron retomadas por Marion Mainwaring para completar el libro en 1993. Aun así, la serie solo toma la primera parte de la novela como punto de partida y vuela libremente a partir de ahí.

Y eso es parte de su encanto. La showrunner Katherine Jakeways y la productora Beth Willis decidieron hacer algo diferente: conservar la belleza de los dramas de época, pero romper con sus moldes. Querían mostrar mujeres con autonomía, vulnerables pero fuertes, divertidas y complicadas. Mujeres reales. El resultado es una narrativa donde, más allá de los triángulos amorosos y los bailes glamurosos, la gran historia de amor es la amistad entre ellas. Y eso no me termina de encantar.

Lo que hace que todo sea más fascinante es el saber estas mujeres existieron. Consuelo Vanderbilt, Minnie Stevens, Jennie Jerome (madre de Winston Churchill)… todas formaron parte de una generación de mujeres estadounidenses llamadas dollar princesses. Eran herederas de la nueva riqueza estadounidense que, al no ser aceptadas por la aristocracia de Nueva York, viajaban a Europa en busca de títulos nobiliarios. A cambio de sus fortunas, obtenían acceso a castillos, nombres con linaje y… matrimonios muchas veces infelices.
Edith Wharton conoció a muchas de ellas en su juventud. Por eso The Buccaneers tiene ese tono ácido pero empático. No se burla de sus protagonistas, pero tampoco las idealiza. Nos muestra las contradicciones de una época en la que una mujer podía tener todo —dinero, belleza, status— excepto libertad. Y lo que estas mujeres hacen, al final, es luchar por recuperarla.

Visualmente la serie es hermosa. Cada escena parece una campaña de moda o un videoclip. Pero no se queda en lo superficial: hay momentos duros, decisiones difíciles, amistades reales, y esa sensación de que las protagonistas están constantemente tratando de entender quiénes son… y quiénes pueden ser en un mundo que no fue hecho para ellas.

Si te gusta perderte en series que mezclan historia con una mirada fresca, personajes femeninos fuertes, y un soundrack que podrías poner en tu playlist, te recomiendo que le des una oportunidad. The Buccaneers no solo entretiene: también te deja pensando sobre lo importantes que son esas pequeñas decisiones que vas tomando a lo largo de tu vida, y lo mucho que sus consecuencias marcarán tu rumbo.
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