Cuando compré el libro Everything I Know About Love de Dolly Alderton hace cinco años, yo tenía 17 y estaba convencida de que iba a leer una colección de historias románticas, llenas de drama, pasión y algún final inesperado. Al descubrir que no era así, me aburrí y lo dejé a un lado.
No sé si les ha pasado que empiezan un libro que de verdad tenían muchas ganas de leer, pero vas en el capítulo tres y realmente no te engancha, por más que lo intentes. Bueno, me ha pasado, y con más de uno. Este verano decidí ponerle fin a esa lista de historias pausadas: retomé y terminé varios libros que llevaba meses dejando en standby, atorados en mi buró. Y es que cada vez que pensaba en comprar uno nuevo, ahí estaban ellos, gritándome: “¡Aquí estoy!”. De plano la culpa no me dejaba en paz.
Un día le conté a mi mamá lo mucho que me angustiaba empezar libros nuevos mientras tenía una torre de pendientes acumulados. Su respuesta me dio paz al instante: “No pasa nada. Si un libro no te engancha, no tienes por qué terminarlo a fuerza. No es para sufrirlo; los libros son para disfrutarlos. Vas a ver que, cuando sea el momento adecuado, ellos mismos te llamarán y tendrán más sentido en otra etapa de tu vida”. Ese consejo se me quedó grabado. Y, justamente, eso fue lo que me pasó con este.
Momentos que te abren los ojos
Este verano, en medio de cambios importantes y con esa sensación extraña de que el tiempo se me escapa y la vida pasa demasiado rápido, el libro volvió a mí. No sé si “perdida” sea la palabra, pero sí me sentía fuera de lugar. Esta vez, página tras página, todo me hizo sentido… y lo devoré. Tal vez fue el momento o la necesidad de escuchar una voz honesta sobre el amor, la amistad y la vida adulta, pero esta vez me tocó el alma.
Dolly escribe como esa amiga que te dice las cosas de frente pero que sabes que viene de un lugar genuino y con amor, mezclando anécdotas demasiado chistosas con confesiones que duelen. Terminé no solo reflexionando sobre mis propias historias, sino también valorando más a las personas que forman parte de ellas. Porque al final, el amor—en TODAS sus formas— es lo que realmente nos mantiene de pie.
¿De qué va?
Everything I Know About Love no va, en realidad, de novios o rupturas, sino de algo mucho más importante: las amigas que te salvan la vida, incluso cuando no te das cuenta.
Dolly cuenta su vida desde la adolescencia hasta cumplir treinta, y aunque hay citas fallidas, corazones rotos y noches de fiesta, el hilo que une todo son ellas: las amigas que la han visto crecer, equivocarse y reinventarse. Las que han escuchado las mismas historias una y otra vez sin quejarse, las que la han recogido en los momentos más bajos, y las que han estado ahí para reírse hasta las lágrimas de cualquier tontería.
Leyéndola, me di cuenta y pienso exactamente igual que ella: Muchas de las cosas que sé del amor no las aprendí de relaciones románticas, sino de las mujeres que han estado a mi lado. De ellas aprendí que la lealtad no es negociable, que la paciencia es un regalo, que pedir perdón a tiempo puede salvar un vínculo y que celebrar los logros de otra como si fueran tuyos es una forma de amor puro.
Me encanta que Dolly no idealiza estas amistades: sabe que cambian, que a veces se tensan o se enfrían. Pero también sabe que las verdaderas resisten, y cuando vuelven, lo hacen más fuertes. Y eso me hizo pensar en las mías, en cómo hemos sobrevivido a la distancia, a las diferencias y al paso de los años.
Al llegar a las últimas páginas, Dolly admite que antes creía que el amor romántico era lo más importante. Hoy sabe que, sin sus amigas, no sería quien es. Y yo no podría estar más de acuerdo. Porque el amor que de verdad te sostiene no siempre es el que te roba el aliento… sino el que te acompaña a respirar.
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