Fotos: Lucía García Lanz Duret
En el corazón de la Ciudad de México, entre el murmullo constante de los comensales y el sabor inconfundible del mar, se esconde una de las recetas más emblemáticas de la gastronomía contemporánea: la tostada de atún del Contramar. Y no solo tuvimos la suerte de probarla, sino de conocer su historia de la mano de quien la creó: la chef Gaby Cámara.

Gracias a una colaboración especial con Airbnb Experiences, un pequeño grupo de afortunados pudimos adentrarnos en el universo culinario de una de las chefs más influyentes de México. El punto de partida fue el ya legendario Contramar, que desde 1998 ha sido más que un restaurante: un símbolo de evolución en la manera de entender la cocina mexicana.
Una tostada que rompió las reglas

En 1998, ofrecer tostadas, tacos o cualquier platillo tradicional fuera del molde de la alta cocina era prácticamente impensable en un restaurante formal. “En esa época, en los restaurantes en México no se comían tostadas. Eso se quedaba para la casa o los puestos. Nadie se atrevía a servir algo así con mantel largo”, nos compartió Gaby Cámara con una sonrisa franca.

Y sin embargo, con atrevimiento, sensibilidad y profundo respeto por los ingredientes, ella cambió esa percepción. La tostada de atún con mayonesa de chipotle, cebolla y poro frito se convirtió en un ícono inmediato. La receta es simple y precisa: base de maíz crujiente, una capa de mayonesa especiada, láminas de atún crudo y el toque crocante del poro. Fresca, sofisticada y adictiva, esta tostada no solo conquistó paladares, sino también abrió la puerta para que otros chefs empezaran a reivindicar la comida callejera y casera en contextos de alta gastronomía.
De Contramar al Caracol, sobre bici-taxis y sabores del mar
La experiencia no se limitó a Contramar. Después de conversar con la chef, aprender el paso a paso de su receta más famosa y sentirnos parte de su cocina, subimos a bici-taxis que nos llevaron entre risas y calles de la Roma hasta otro de sus restaurantes: Caracol.

Caracol es una joya discreta, un espacio más íntimo y relajado, donde la chef ha creado un menú que rinde homenaje a los sabores del mar con libertad y creatividad. Aquí, la experiencia continuó con una degustación de tostadas menos conocidas, pero igual de sorprendentes: la de camarón con salsa macha, la de coco y chile verde, la de pescado en escabeche… una muestra del repertorio extenso y versátil que Gaby ha desarrollado a lo largo de los años.
El broche de oro fue uno de los postres más celebrados de su cocina: el merengue con fresas, un clásico que, como todo en el universo de Gaby Cámara, sabe a cariño, a detalle y a identidad.

Más allá de las recetas, lo que hizo inolvidable esta experiencia Airbnb fue la cercanía de la chef. Durante toda la jornada, Gaby se mostró generosa, curiosa y profundamente conectada con su oficio. Compartió anécdotas, escuchó preguntas, habló de ingredientes con la misma pasión con la que habla de justicia social o sostenibilidad. Porque para ella, la cocina siempre ha sido un acto cultural, social y amoroso.

Participar en esta experiencia fue mucho más que aprender a preparar una tostada: fue entender cómo un platillo puede contar una historia, romper esquemas y abrir nuevas posibilidades para la cocina mexicana contemporánea.
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