Platicamos con Ximena, directora de la Casa de México en España, sobre cómo nació el proyecto, los retos de gestionarlo y cómo promueve la cultura mexicana en Madrid con excelencia y diversidad.
La Casa de México en España no es solo un centro cultural: es un puente entre dos países, un espacio donde la excelencia y la diversidad de la cultura mexicana se encuentran con el público europeo. Hablamos con Ximena Caraza Campos, la Directora general de Fundación Casa de México en España, para conocer cómo nació este proyecto, cuáles son los retos de gestionarlo y qué lo hace tan especial.

¿Cómo deciden hacer la Casa de México en España?
Hace más de 20 años se firmó un acuerdo de reciprocidad para que México pudiera tener un espacio cultural en Madrid, pero España tardó mucho en cumplirlo.
En 2016, con la llegada de la alcaldesa Manuela Carmena, que tenía un gran cariño por México, se decidió finalmente cumplir con ese acuerdo. La embajadora Roberta Lajous estaba encantada, pero el gobierno mexicano inicialmente rechazó financiar el proyecto. Ahí decidí que, si no contábamos con fondos públicos, buscaríamos financiamiento privado para que México tuviera su centro cultural en Madrid.
Gracias a Valentín Diez Morodo quien es hoy el Presidente de Fundación Casa de México en España el proyecto se pudo hacer realidad. Se estableció un modelo público-privado, donde el edificio es propiedad del gobierno mexicano, pero nosotros gestionamos la fundación y definimos su contenido cultural y empresarial.
¿Cómo seleccionan a los artistas y proyectos que se presentan en la Casa de México?
Desde el principio, nuestra guía ha sido la excelencia. Todo lo que presentamos —conversatorios, exposiciones, cine, música— debe estar a un nivel alto. También damos espacio a artistas de mediana carrera, para que sean vistos por curadores y galeristas, y puedan seguir creciendo. Además, contamos con un programa de becas: alrededor de 100 becas al año para maestrías y colaboración con instituciones culturales de España como el Reina Sofía, el Prado o el Guggenheim. Creemos que los mexicanos no solo venimos a aprender, sino también a enseñar.
¿Cuál dirías que es el mayor reto de gestionar la Casa de México?
El reto más grande es elegir México tiene una diversidad cultural enorme y debemos decidir qué puede interesar al público de Madrid. Otro desafío es gestionar los recursos y las oportunidades: Debemos aprovechar cuando artistas, cineastas o músicos están en Europa para integrarlos en nuestros programas. Todo esto requiere mucha planificación, horas de trabajo y equipo.
¿Qué eventos generan mayor impacto en la Casa de México?
Sin duda, el Día de Muertos. Ha batido récords de asistencia. Es un evento que no solo atrae a la comunidad mexicana en Madrid, sino también a españoles y turistas de toda España. Tenemos un altar donde los visitantes dejan mensajes para sus seres queridos, y al final se realiza una ceremonia para honrarlos. Es muy emocionante ver cómo esta tradición mexicana conecta con tanta gente aquí.

¿Cómo ha cambiado la percepción de la cultura mexicana en España desde que se inauguró la Casa?
Creo que hemos enriquecido enormemente esa percepción. Los españoles y los latinoamericanos en Madrid ahora ven a México más allá de los estereotipos de mariachis o tequila. Hemos mostrado la diversidad y la excelencia de nuestra cultura: desde cocineros tradicionales hasta grandes artistas, artesanos y cineastas. En estos 7 años, hemos recibido más de 1,3 millones de visitantes, y cada uno se lleva un pedacito de México en su corazón.
¿Qué planes futuros tiene la Casa de México?
Queremos seguir creciendo, llevando nuestra programación a distintos puntos de España y manteniendo un enfoque en excelencia y diversidad cultural. Además, queremos fortalecer los programas de becas y continuar siendo un puente entre México y Europa tanto en cultura como en negocios.
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