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Carlota Casiraghi: su estilo según Chanel

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Este 3 de agosto, Carlota Casiraghi celebra 39 años convertida en la heredera de un estilo inconfundible. Nieta de Grace Kelly e hija de la princesa Carolina de Mónaco, encarna la unión más íntima entre la realeza y Chanel, una maison que se ha adaptado a su elegancia natural y a su filosofía de vida.

Hay mujeres que visten Chanel, y luego está Carlota Casiraghi. No se trata de usar la maison como emblema de estatus, sino de habitarla. De traducir el lenguaje de Gabrielle Chanel a una estética vivida, íntima, casi literaria. En Carlota, el estilo no se grita: se hereda, se cultiva, se transforma. Lo ha llevado desde la infancia con la naturalidad de quien creció entre la alfombra roja del Baile de la Rosa y las caballerizas de La Turbie. Pero sería un error pensar que lo suyo es simplemente la prolongación de un linaje glamuroso. Su forma de vestir es también un manifiesto personal: intelectual, refinado y sin necesidad de estridencias.

Carlota no ha tenido que crear un personaje, porque su esencia ya venía tejida con hilos nobles. Desde su ropón de bautizo —una creación especial de Dior— hasta sus primeros pasos como embajadora de Chanel, su historia con la moda es una continuidad orgánica del estilo monegasco que su madre, la princesa Carolina, ha cultivado desde los años ochenta con la complicidad de Karl Lagerfeld. Porque Chanel no ha sido simplemente una firma en la vida de las Grimaldi: ha sido su segunda piel.

UN LEGADO VESTIDO DE NEGRO Y PERLAS

El estilo de Carlota no puede entenderse sin mirar hacia atrás, hacia Carolina de Mónaco, una de las primeras royals verdaderamente fashionistas de la segunda mitad del siglo XX. Su amistad con Karl Lagerfeld —discreta, duradera, profundamente creativa— fue mucho más que una conexión entre clienta y diseñador. Fue una alianza estética. Karl comprendía la elegancia aristocrática sin esfuerzo que Carolina proyectaba, y Carolina supo encarnar el nuevo clasicismo Chanel con una mezcla de sobriedad y encanto principesco. Esa alquimia fue heredada por Carlota, quien no sólo es hija de Carolina, sino también de un estilo.

Desde muy joven, Carlota demostró una sensibilidad singular para vestir. Nunca fue una fashion victim. No necesitó imponerse con excentricidades: su poder está en la mirada, en el gesto, en la inteligencia que se adivina detrás de cada elección. No lleva la moda encima; la contiene. Y ahora, al cumplir 39 años, se ha consolidado como una de las mujeres que mejor encarna el chic europeo contemporáneo.

UNA MUSA MODERNA PARA UNA MAISON ETERNA

En 2021, Carlota fue anunciada como embajadora y portavoz de Chanel, un nombramiento que no sorprendió a nadie: era la culminación de una historia compartida. No fue sólo una elección estética, sino casi simbólica. Para Chanel, Carlota representa una nueva era de feminidad: culta, libre, sin artificios, sin el deber de complacer.

La imagen de Carlota montando a caballo en un desfile ecuestre organizado por la maison, luciendo chaqueta Chanel sobre una silla de montar, es quizás la mejor metáfora de esta unión: elegancia y potencia, clasicismo y modernidad, poesía y fuerza. Chanel no la domestica: la acompaña. Y Carlota no se pliega al estilo de la maison: lo habita y lo reinterpreta con su sello.

A diferencia de otras embajadoras de la firma, ella no necesita la espectacularidad de los desfiles ni la sobreactuación de la alfombra roja. Carlota lleva un vestido de tweed o un conjunto de encaje con la misma naturalidad con la que otros usan jeans: sin querer impresionar, y por eso mismo, dejando una impresión imborrable.

GUCCI, SAINT LAURENT Y LOS AÑOS DE EXPLORACIÓN

Antes de consolidar su alianza con Chanel, Carlota tuvo un interesante recorrido por otras casas. Fue imagen de Gucci bajo la dirección creativa de Frida Giannini, en una época donde su rostro era sinónimo de glamour fresco y sin esfuerzo. Los vestidos fluídos, las siluetas relajadas, los toques ecuestres… todo parecía hecho para ella. Más tarde, tuvo una colaboración breve pero sofisticada con Yves Saint Laurent, una firma cuyo legado de feminidad poderosa también resonaba con su carácter.

Pero Chanel fue siempre la constante, como si las otras casas fueran capítulos intermedios en una novela cuyo título final ya estaba escrito. Desde los días de su adolescencia en Saint-Rémy-de-Provence, pasando por sus estudios de filosofía en la Sorbona, hasta sus actuales apariciones como escritora y moderadora de encuentros literarios, Chanel ha sido el hilo invisible de su narrativa personal.

UN ESTILO FILOSÓFICO: LA MODA COMO EXPRESIÓN DEL SER

Hay algo profundamente intelectual en la manera en la que Carlota se viste. No sólo escoge bien lo que usa, sino que lo resignifica. Un vestido negro con bordados delicados se convierte, en su cuerpo, en una declaración de independencia. Un conjunto de chaqueta y pantalón se vuelve un ensayo visual sobre lo que significa ser una mujer del siglo XXI con raíces dinásticas.

Carlota ha logrado lo que muy pocas royals contemporáneas pueden presumir: tener un estilo reconocible, coherente y al mismo tiempo evolucionado. Su clóset no grita tendencias: susurra elegancia.

En una época saturada de excesos y de estilismos construidos para Instagram, Carlota impone una belleza más difícil de capturar: la belleza de la autenticidad. La suya es una sofisticación que no depende de las marcas, pero que encuentra en Chanel su voz más afinada.

CHANEL SEGÚN CARLOTA: CUANDO LA MODA SE VUELVE LENGUAJE INTERIOR

Decir que Carlota representa a Chanel sería quedarse corto. Chanel la representa a ella. En cada desfile en que aparece, en cada portada que protagoniza, en cada acto literario o ecuestre donde asiste con un vestido sin pretensiones y una melena suelta, Carlota está redefiniendo lo que significa el chic contemporáneo.

Para la maison, contar con Carlota no es sólo una cuestión de marketing: es una declaración de principios. Porque si Chanel ha sobrevivido tantas décadas es precisamente por su capacidad de adaptarse a mujeres reales, fuertes, elegantes sin necesidad de aprobación externa. Y pocas mujeres encarnan eso mejor que ella.

Carlota no viste Chanel. Carlota es Chanel.

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