Cuando Bertha González Nieves fundó Casa Dragones en 2008, no tenía la intención de competir en volumen ni en tradición. Su objetivo era más ambicioso: redefinir el tequila como una bebida de lujo, elevarlo al nivel de los grandes destilados del mundo y, al mismo tiempo, rendir homenaje a sus raíces mexicanas. Más de 15 años después, lo logró. Casa Dragones es sinónimo de sofisticación, excelencia artesanal e innovación constante, y ha conquistado tanto al mundo gastronómico como a consumidores exigentes en todos los rincones del planeta.
“La gente cree que innovar es romper todo con lo anterior, pero para mí la innovación es entender la tradición con profundidad y luego llevarla a otro nivel”, dice Bertha. Esa filosofía se refleja en cada uno de sus productos: desde el Tequila Joven —un maridaje único entre blanco y extra añejo— hasta el Reposado Mizunara, añejado en barricas japonesas de roble, una propuesta inédita en la industria tequilera.
Casa Dragones no solo ha revolucionado el perfil sensorial del tequila, también ha replanteado la experiencia alrededor de él. Desde el diseño de la botella hasta las colaboraciones con chefs de cocina internacional, cada detalle responde a una visión clara: posicionar al tequila como un producto boutique de clase mundial. “Queremos seguir seduciendo al amante del tequila y de los destilados, seguir expandiendo el repertorio de lo que el tequila puede ser”, afirma.
La innovación también está presente en su liderazgo. Bertha ha construido una cultura empresarial ágil, colaborativa y profundamente enfocada en la calidad. “El mundo quiere trabajar con alguien que aporte. Si tú generas valor, la gente quiere colaborar contigo. Es así de simple.”
Su trayectoria no comenzó en una barrica. Se formó en Administración de Empresas en la Universidad Anáhuac y luego obtuvo una maestría en Comunicación Integrada de Marketing en Northwestern University. Comenzó su carrera como consultora en Booz Allen & Hamilton y más tarde ocupó altos cargos ejecutivos en la compañía tequilera más grande del mundo. Fue ahí donde se dio cuenta del potencial no explorado del tequila como producto de lujo. Su visión se convirtió en Casa Dragones.
Aunque su género no ha sido su bandera, su historia tiene un inevitable valor simbólico. Es la primera Maestra Tequilera certificada en México —un título hasta entonces reservado exclusivamente a hombres— y una de las pocas mujeres líderes en un sector todavía dominado por figuras masculinas. Según Forbes, sólo el 7% de las fábricas tequileras del país son propiedad de mujeres. En el mundo de los destilados de lujo, ella es la única.
“Yo nunca quise que mi género definiera mi potencial. Lideré mi carrera con mi trabajo. Ese es mi escudo y mi fuerte”, afirma con serenidad. Su consejo para las nuevas generaciones lo deja claro: “No se distraigan con el tema del género. Enfóquense, prepárense, asesórense con gente increíble —hombres o mujeres— y dejen que su pasión les muestre su potencial. Si hay obstáculos, rómpanlos. Sigan adelante”.
Y aunque su tequila ha sido alabado por celebridades como Oprah Winfrey y distribuido en los mejores restaurantes del mundo, son los detalles del día a día los que le dan verdadera satisfacción. “Creo que esos pequeños momentos de satisfacción diaria son la gasolina que me mueve. Ver a alguien degustar uno de nuestros tequilas por primera vez y verlo irse en un viaje de sabor, o cuando un chef se inspira para crear un maridaje inédito… eso es lo más increíble”, cuenta.
Más que una “mujer de negocios”, Bertha se define como una emprendedora apasionada. Su éxito no se construyó desde la búsqueda de inclusión, sino desde una identidad firme y una profunda curiosidad por hacer las cosas de forma distinta. “No dejes una profesión porque es una industria de hombres. Encuentra algo que realmente atraiga tu intelecto, que te desborde. Ahí está la clave.”
A 17 años de haber fundado Casa Dragones junto a Bob Pittman, cofundador de MTV, Bertha sigue viendo hacia el futuro con la misma claridad con la que empezó: “Queremos ser parte de los productores que están contribuyendo al futuro del tequila y llevando el nombre de México en alto”.
Con sensibilidad estética, rigor empresarial y una pasión irrenunciable por el detalle, Bertha González Nieves ha demostrado que el lujo mexicano tiene voz propia. Y que innovar, al final del día, también es una forma de honrar lo más profundo de nuestras raíces.
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