La Semana de la Alta Costura de París comenzó con una escena que bien podría formar parte del universo de Sofia Coppola. El pasado 6 de julio, el Musée des Arts Décoratifs fue el escenario del Bal d’Été, una gala sofisticada, clásica, dirigida artísticamente por la directora de cine. Entre candelabros, flores silvestres y música en vivo, la noche no solo celebró el arte y la moda: también reveló el paso sutil pero poderoso de un legado familiar.

La mirada Coppola
Inspirada por las imágenes de archivo de antiguos bailes parisinos y figuras como Jacqueline de Ribes, Sofía imaginó un evento que se sintiera íntimo, familiar, cinematográfico y elegantemente fuera del tiempo. Y sin duda lo logró.

Un after party con sabor a futuro… y Romy Mars en escena
Más allá de las estrellas como Keira Knightley, Penélope Cruz o Kirsten Dunst, hubo una presencia silenciosa pero significativa: Romy Mars, hija de Sofía— la cual, muchos conocemos por ser una estrella icónica de Tik Tok — estuvo entre los asistentes más jóvenes del after party. Si bien no es oficialmente parte del “line-up” de celebridades, su sola presencia —con un look sencillo y cool— confirma lo que muchos ya sospechan: Romy no solo es heredera de una dinastía artística, sino que empieza a escribir su propio capítulo en la intersección entre cultura, música y moda.

La aparición de Romy (quien este año lanzó su primera canción y firmó con una agencia de talentos) marcó un momento simbólico en el evento: el de la transmisión generacional de una gala tan clásica y tradicional como lo es Le Bal d’Été— apropiándose de los reflectores y convirtiéndose en la principal representante de la generación Z— pudiéndonos dar ese glimpse de la noche desde su perspectiva… Y lo mágica que fue.

Moda con propósito
Además del glamour, la gala recaudó cerca de 2 millones de dólares para la próxima exposición “1925–2025: Cien años de Art Déco”, que se inaugurará en octubre. Este gesto filantrópico también muestra cómo la cultura y la moda pueden converger como herramientas de preservación histórica y proyección creativa.

Entre la alta costura y el coming-of-age
Le Bal d’Été fue una cápsula de tiempo viva: mientras la moda celebraba el pasado, la presencia de figuras como Romy Mars insinuaban el futuro. En una noche que empezó con ópera y terminó con un DJ set de Phoenix (la banda de su padre, Thomas Mars), el evento funcionó como reflejo de una generación que crece entre archivos vintage, TikToks y una nueva sensibilidad femenina.

Deja un comentario