En pleno corazón de Salesas, en Madrid, Youth Code se ha convertido en un lugar para quienes buscan bienestar a través de faciales y yoga facial. Detrás del centro está, Cecilia Buerkle, una emprendedora mexicana que llegó a la ciudad y convirtió esa idea en un proyecto propio.
Le preguntamos a Cecilia Buerkle por qué eligió Madrid:
“Vine a una boda y me encantó, me enamoré de la ciudad. Justo en ese momento tenía pensado hacer mi maestría; inicialmente pensaba hacerla en Estados Unidos, porque mi papá es americano y creció allá. Entonces dije: ‘Bueno, voy a juntar el plan académico con mis ganas de vivir más en Madrid’”. Más tarde los planes cambiaron de rumbo: “Se atravesó la pandemia y mi plan de mudarme a Madrid no salió como lo había imaginado, así que me quedé con un poco de espinita de regresar.
Tras más de diez años de carrera, Cecilia sabía que quería emprender: ‘Tengo ganas de poner algo mío’. Además, sentía que España estaba en un momento con muchas oportunidades en el mundo del wellness”.

Emprender desde cero
Cuando llegó el momento de arrancar Youth Code, en pleno corazón de Salesas, no había un manual. “Madrid es otro mercado y tiene un perfil de consumidor muy distinto al de México”, explica Cecilia. Por eso decidió lanzarse: “Tienes que aventarte, tomar el primer paso, mudarte, llegar y empezar a buscar el local”. Fue un proceso de intuición, prueba y error: “Es mucho de ir averiguando sobre la marcha, ser resiliente y saber resolver”.
Con el movimiento constante llegaron también las personas clave. “Cuando tienes ganas de investigar, de entender y de moverte, las soluciones aparecen”. Y el equipo lo hizo todo más fácil. “Cuando tienes un buen equipo, la vida se vuelve muchísimo más ligera”. Parte de ese soporte ha sido su asesora: “Una señora española que tuvo un centro de estética por más de veinte años en el barrio de Salamanca”, y cuyo conocimiento —dice— “ha sido un apoyo enorme”.
Lecciones del camino
Si algo le enseñó el emprendimiento es que la rigidez no sirve. “Las cosas no siempre salen como las planeas”, afirma. La capacidad de reinventarse se volvió indispensable.

El reto del equilibrio
La parte más compleja no fue el negocio, sino el balance personal. “Depende muchísimo de la personalidad”, cuenta. Tiende a ser workaholic, así que el límite es un ejercicio diario: “Debo ser muy consciente y poner límites. Es un trabajo constante”.
El sello Youth Code
Cuando le preguntamos a Cecilia Buerkle cuál es su tratamiento favorito, no lo duda: “El Hydrafacial con el add-on de yoga facial. Me encanta”. Y confirma que el corazón del proyecto está ahí, en lo manual: “Nuestro producto estrella es justamente la técnica manual de yoga facial”.
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