Con una filosofía que une diseño, funcionalidad y comunidad, HexClad aterriza en México para conquistar las cocinas de un país donde cocinar es sinónimo de amor, arte y familia.

Danny Winer, cofundador y CEO de HexClad, aterriza en Ciudad de México y se confiesa sorprendido por la vitalidad y la creatividad que envuelven hoy a la capital. “No había venido desde antes de la pandemia, y es increíble ver cómo la ciudad está más cosmopolita que nunca”, dice con entusiasmo.
Con su mezcla patentada de acero inoxidable y antiadherente, HexClad ha revolucionado la forma de cocinar en Estados Unidos, convirtiéndose en un favorito de chefs como Gordon Ramsay. Ahora, la marca llega oficialmente a México con un mensaje claro: la cocina no es solo un espacio funcional, es el corazón creativo y emocional del hogar.
“Para nosotros, cocinar no solo celebra la gastronomía, sino también comer con las personas que amas. Queremos acompañar a los mexicanos en esa experiencia”, explica Winer, quien encuentra una afinidad natural entre su herencia italiana y la cultura mexicana: “Ambas comparten esa idea de que comer juntos es un acto de amor”.

¿Qué te emociona del regreso de HexClad a México y por qué consideras que este es el momento ideal?
—Llegar a México era algo que queríamos hacer desde hace mucho tiempo. La pandemia lo retrasó, pero ahora siento que llegamos justo a tiempo. México vive una nueva edad dorada de la gastronomía. Hay una energía creativa que se siente en cada restaurante, en cada chef, en cada mesa.
México es un país con una tradición artesanal muy fuerte. ¿Encuentras un punto de conexión entre esa herencia y la filosofía de HexClad?
—Totalmente. Para mí se trata de ser genuinos y creativos. Cuando fundamos la marca, nadie quería invertir en nosotros porque estábamos cambiando el modelo de venta tradicional. Apostamos por una conexión directa con las personas. Queríamos construir comunidad, acompañar a la gente en su vida culinaria. No solo venderles una sartén, sino ser parte de su historia en la cocina.
¿Cómo se conecta HexClad con la idea de que cocinar puede ser un acto estético y emocional?
—La cocina es una forma de arte. Durante la pandemia muchas personas descubrieron que cocinar podía ser su vía creativa. Puedes pintar o tocar música, pero no te los comes al final. En cambio, cuando cocinas, creas algo con tus manos y luego lo compartes. Es una experiencia estética, emocional y sensorial: oyes, hueles, ves, tocas y saboreas. Ningún otro arte involucra los cinco sentidos como la cocina.
En los últimos años, las cocinas se han convertido en el centro de los hogares. ¿Cómo responde HexClad a esta evolución?
—Hace cincuenta años, la cocina era un cuarto de trabajo, como el de la lavandería. Hoy, es el corazón de la casa. Todos quieren estar donde sucede la acción: en la barra, viendo al chef, conversando mientras se cocina. Nosotros hacemos productos funcionales, pero también bellos, porque entendemos que la cocina es un espacio de convivencia y expresión.


Tus productos tienen un diseño muy distintivo, con una estética casi futurista. ¿Qué papel juega el diseño dentro de la filosofía de la marca?
—El diseño y la innovación son nuestra prioridad. Hay miles de sartenes, pero pocas que realmente innoven. Queríamos una línea que se viera bien, que fuera eficiente y que además pudieras dejar sobre la estufa sin esconderla. Mi madre tenía ollas feas que guardaba en un clóset oscuro; nosotros queríamos crear piezas que la gente se sintiera orgullosa de mostrar. Por eso cuidamos cada detalle: desde los cuchillos hasta los molinillos, incluso nuestros delantales están hechos con botellas recicladas.
¿Tienes algún producto favorito de HexClad?
—Sí, nuestros molinillos de sal y pimienta. Siempre odié los que se trababan o se rompían. Los nuestros están hechos con base cerámica, tienen un sistema fácil de rellenar y una medida exacta. Además, si se te rompen, tienen garantía de por vida. Es un diseño simple pero poderoso, que demuestra que la innovación también puede ser divertida.
México está viviendo un momento creativo muy fuerte: chefs, arquitectos, diseñadores y artistas están redefiniendo la idea de lujo. ¿Qué te inspira de esta energía?
—Cuando una ciudad se vuelve vibrante es porque su comunidad apoya el proceso creativo. En Ciudad de México ves a la gente celebrar la comida, disfrutar el arte y compartir la vida. Se siente la felicidad en las mesas, y eso no pasa en todos lados. Es una ciudad viva, y eso nos inspira como compañía.
Si HexClad fuera una historia contada por sabores y materiales, ¿qué emoción te gustaría despertar en la cocina de alguien que usa tus productos por primera vez?
—Dos cosas: creatividad y confort. La comida nos reconforta, nos conecta con recuerdos y con quienes amamos. Quiero que nuestras herramientas inspiren a la gente a cocinar sin miedo, a experimentar, a crear momentos que se conviertan en memoria.
Para cerrar, ¿qué es lo que más te gusta de México
—La familia. Aquí, cuando alguien cocina, la mesa siempre se agranda para que quepan todos: el vecino, el amigo del abuelo, quien llegue. Esa generosidad es maravillosa. Como hijo de un inmigrante italiano, entiendo ese valor. México celebra la vida alrededor de la mesa, y para HexClad, eso es exactamente lo que queremos acompañar.

Con su llegada a México, HexClad no solo ofrece una colección de utensilios de cocina de alto rendimiento; propone un estilo de vida donde la estética, la innovación y el amor por la comida se encuentran en equilibrio. “Estamos todos en el mismo continente. Deberíamos tener éxito juntos”, dice Winer con una sonrisa. Y en México, donde la cocina es una forma de arte y de identidad, su propuesta no podría encontrar mejor hogar.
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