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48 horas en Lisboa: sol, calles empedradas y rooftops con vistas

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Lisboa es de esas ciudades que te hacen sacar la cámara en cada rincón.  Las calles empedradas te invitan a caminar apreciando cada paso, con un café en mano mientras las fachadas en tonos pastel cambian de tonalidades con el sol.

No es grande, y eso es parte de su magia. En un par de días puedes recorrerla casi completamente a pie, perdiéndote entre callejones, tiendas y cafés.  La brisa del río Tajo que se sientes desde cualquier punto de la ciudad y sus miradores para sentarse a apreciar tanto las vistas como el simple hecho de estar ahí

Un pastel de nata recién horneado, crujiente por fuera y cremoso por dentro, espolvoreado con canela. Lo pruebas en cualquier panadería que encuentres y, créeme, cada uno sabe a un recuerdo distinto. Cuando cae la tarde, subir a un rooftop es casi obligatorio. Un drink, música en vivo y dejar pasar el tiempo.

Lisboa es una ciudad simple, pero tiene estilo. Es la mezcla perfecta entre lo relajado y lo bonito. Un lugar donde la historia se vive en sus calles y en su gente.

48 Horas en Lisboa  

Dónde quedarte 

Four Seasons Ritz Lisboa

Clásico, sofisticado y con una vista panorámica. El spa, la alberca con luz natural y el desayuno con mimosas al aire libre convierten tu estancia en una escapada perfecta si estás 48 horas en Lisboa.

H10 Duque De Loulé

Un hotel boutique que combina el diseño clásico portugués con toques modernos. Su fachada azul y blanca ya te da la bienvenida como si entraras a una casa en medio de la ciudad. Los cuartos están decorados con azulejos, telas suaves y detalles que hacen que todo se sienta cuidado. La terraza Terraço Chill-Out Limão es un must.

Día 1

The folks

Un café con alma de estudio creativo. Aquí los desayunos son simples: pan artesanal, aguacate, huevo pochado y un flat white que sabe como debe. Las paredes blancas, la madera clara y los detalles en cobre crean una atmósfera tranquila perfecta para empezar un viaje de 48 horas en Lisboa.

Plaza del comercio, Elevador de Santa Justa y Plaza Pedro IV

Empieza caminando hacia el corazón de la ciudad. La Plaza del Comercio abre frente al río como un escenario, con sus edificios amarillos característicos. Subir por el Elevador de Santa Justa te regala una de las mejores vistas de Lisboa: tejados, iglesias, tranvías amarillos. Termina en la Plaza Pedro IV, rodeada de cafés, con el sonido de las fuentes y un ambiente clásico de ciudad vieja.

Time Out Market

No es solo un mercado, es un recorrido por lo mejor de la cocina portuguesa. Desde mariscos frescos hasta reinterpretaciones modernas de platos locales. Puedes pasar horas entre las barras, probando algo diferente con cada copa, perfecto para comer a medio día. 

Java rooftop

Sube cuando empiece a bajar el sol. Este rooftop tiene esa mezcla de sofisticación y sencillez que define Lisboa: buena música, drinks bien hechos y una vista directa al Tajo.

Crush Donoughts

Un mini templo de azúcar escondido en una calle tranquila. Las donas son densas, brillantes, glaseadas. El tipo de cosa que no pensabas buscar, pero agradeces haber encontrado.

Calle en rosa

La calle rosa de Lisboa es un must, especialmente si te gusta tomarte fotos para Instagram y caminar sin destino, solo dejarte llevar.

Kais

Cena en un antiguo almacén industrial convertido en restaurante de alta cocina. Techos altos, iluminación cálida y platos que mezclan tradición con modernidad. El ambiente es elegante sin ser estricto, con música y mesas que invitan a quedarte más de lo planeado.

DÍA 2

Dear Breakfast 

Un favorito local que se ha vuelto parada obligada. Todo está en su lugar: servicio, interiores, jugos frescos y un menú que va de lo simple a lo perfecto.

Pastel de nata

No hay que complicarse: entra a cualquier panadería donde veas fila. Elige uno que aún esté tibio. La masa crujiente, el relleno cremoso, el toque de canela. Lo pruebas y entiendes por qué es símbolo nacional. No puedes pasar 48 horas en Lisboa y no probar uno. 

Torre de Belém y Monasterio de los Jerónimos

La Torre de Belém es como un castillo flotando en el río, mientras que el Monasterio de los Jerónimos impresiona con su arquitectura detallada, majestuosa. 

Tram 28

Sube sin planes y déjate llevar. Las ventanas abiertas, las subidas y bajadas por callecitas estrechas hacen de este viaje algo más que un checklist turístico.

LX Factory

Un antiguo complejo industrial que hoy es un espacio creativo. Librerías en fábricas, concept stores, cafés con lámparas colgantes, street art y terrazas escondidas. Es el tipo de lugar donde terminas pasando más tiempo del que pensabas.

Confraria LX

Sushi en Lisboa suena raro, pero aquí es excepcional. El ambiente es moderno, el servicio impecable y el menú mezcla sabores japoneses con ingredientes locales. Todo está servido con precisión, hasta el sake.

Avenida Da Liberdade + Fashion Clinic

Camina por el Lisboa de lujo. Árboles altos, boutiques y cafés. No puedes irte de Lisboa sin llevarte algo y Fashion Clinic es su joya: parte concept store, parte galería.

Miradouro de Santa Luzia

Nada como terminar el día con esta vista. Azulejos blancos y azules, bugambilias, una terraza sobre la ciudad y el Tajo al fondo. Si hay músicos tocando en vivo, quédate.

Foxtrot o Red Frog Speakeasy

Para cerrar tus 48 horas en Lisboa con estilo: Foxtrot, con su estética art déco y drinks clásicos, o Red Frog, (No.40 The World’s 50 Best Bars 2022) un speakeasy escondido tras una puerta sin letrero son perfectos para un último drink.

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