¿Alguna vez te has enamorado? ¿Qué se siente? ¿Recuerdas aquel primer amor? Estos son algunos de los cuestionamientos que plantea Young Hearts, un filme coming-of-age que nos recuerda lo lindo y simple del primer amor.
Un largometraje sin complicaciones, sin un gran arco dramático y sin que nadie salga lastimado. Simplemente, una historia sobre el primer amor que promete llegar al corazón. En ella conocemos a Elias, un adolescente que parece tener la vida perfecta acompañado de una familia unida, de amigos de la escuela y de Valerie, su interés amoroso. Hasta que conoce a Alexander, un nuevo vecino que llama su atención y con quien realmente experimenta lo que es el primer amor.
Claro está, al hablar de un filme que pertenece al género Coming-Of-Age, existen ciertos elementos recurrentes que ayudan a contar la historia, como el simple hecho de tener a un adolescente como protagonista, quien comete errores y emprende un viaje de aceptación y autodescubrimiento.
No obstante, la historia que también aborda la temática gay, consigue esquivar muchos otros clichés que podrían hacer de esta, una película más -como tantas que ya existen- sobre un adolescente saliendo del clóset. Y es que seamos claros: estamos acostumbrados a que este tipo de historias vengan acompañadas de mucho drama, de violencia, de rechazo, y de un entorno nada favorable para aquellos que quieren vivir y amar en libertad. Y como toda ficción, ello es un claro reflejo de una realidad. Sin embargo, Young Hearts cuenta una historia completamente alejada de ese estereotipo, permitiéndonos ver que no todas las salidas del clóset deben ser así, y que también existen familias que no rechazan, amigos que te aceptan y entornos que no te violentan.
Young Hearts llega a la pantalla grande con mucho amor y esperanza, como un abrazo al alma, y como una curita en aquella herida que alguna vez dolió cuando experimentamos aquel primer amor o desamor. Young Hearts llega a poner ciertos temas sobre la mesa, a llamar las cosas por su nombre, a vivir y a sentir sin miedo, y a escuchar a nuestro corazón.
Filmes como Young Hearts merecen llenar todas las salas de cine con familias enteras y gente de todas las edades que se anime a abrir el diálogo (que vaya que hace falta) y que quieran amar y respetar sin condiciones.
Para terminar, me despido citando un diálogo del filme que me hizo mucho sentido y que me llegó al corazón.: “Si lo que sientes es tan fuerte, no lo niegues. Hay amores que no se encuentran dos veces”.
